31

596 97 30
                                    

Tomaría esto como unas vacaciones si no estuviésemos grabando contenido y dando entrevistas. Es este nuestro primer día en Italia.

Y si, estoy ansiosa por poder descansar todo un día y también nerviosa porque voy a conocer a la familia de Ruggero.

Él dice que me relaje, que lo disfrute y que me asegure de ser yo misma. Pero no es posible, voy a conocer a su familia y ni siquiera somos algo oficial. Es todo un caos.

Estaba acostada revisando Instagram mientras Ruggero estaba encerrado en el baño asegurando que tiene un doloroso granito cerca de la nariz. Parece mujer preocupándose por un granito.

Pero bueno, no le culpo para nada.

Me deslizo en las stories que subí, una foto mía en el aeropuerto afirmando que estoy ya en mi nuevo destino.

Y entre las respuestas, encuentro una graciosa pregunta.

Y digo graciosa porque bueno, creí que lo harían sin consultar.

Es Devany, una de esas lindas chicas que ganó la oportunidad de convivir cuarenta y ocho horas con Ruggero. Y su mensaje es claro.

¿Podemos subir las fotos que tomamos de ustedes y con ustedes? Sé qué quieres, sé una buena madre adoptiva y di que sí.

No puedo evitar reír algo fuerte mientras  escribo;

Y tú se una buena hija y comparte la oportunidad con tus hermanas.

Ay por Dios, me respondiste.

Una nueva carcajada brota de mis labios.

—¿De que te ríes?

—Nada, es que Devany, no sé si la recuerdes, dice que quiere subir las fotos que tomaron en las cuarenta y ocho horas contigo.

—¿Y eso es gracioso?

Finalmente sale del baño, sonrío dejando el teléfono a un lado. Las vistas por aquí son más interesantes.

Le miré seductoramente aún desde la cama donde hace solo horas habíamos tenido nuestro primer round de pasión. No me pude resistir y me puse de pie acercándome a él.

Escuché su risa, lo cual causó también la mía.

Le abracé pasando mis brazos por su cuello y él pasó los suyos por mi cintura. Y sin previo aviso, me dispuse a besarlo suavemente. Trató de llevarme a la cama de nuevo pero yo lo detuve con una mirada pícara que anticipaba lo que me disponía a hacer.

Me puse de rodillas frente a él y tomé su miembro aún flácido entre mis manos. Relamiendo mis labios me acerqué a él y le di unas cuantas lamidas con mi lengua.

De allí pase a besar la parte interna de sus muslos, rozándolos con mis labios, pasando mi lengua por su piel, desde la rodilla para terminar en sus testículos, dedicándole apenas un poco de atención a su miembros que comenzaba a mostrar síntomas de querer crecer; le escuché jadear.

Mis manos mientras tanto jugueteaban libremente acariciando su abdomen. Su respiración comenzó a hacerse un poco mas fuerte, y yo seguí con mi trabajo siendo constante.

Comencé un mete y saca constante con mi boca en su erección.

Me tomó entonces por el cabello suavemente, me colocó unos mechones tras las orejas para ver mejor mis ojos y mi boca maniobrando en su miembro que ya estaba completamente erguido como premio a mis esfuerzos.

Su erección estaba completamente humedecida con mi abundante saliva y mis labios se resbalaban por ella como si de un helado se tratara. No tenía que esforzarme demasiado para hacerle disfrutar, sabía que esto bastaba.

Sweet Paradise.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora