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Ruggero Pasquarelli.

Estoy nervioso.

Y la razón es clara, le diré a Karol la verdad, y eso es sumamente estresante para mí. Me juré jamás hablar de esto.

Le prometí a Micaela que nunca hablaría de nosotros con nadie que no lo supiera. Pero esta es en serio una medida desesperada.

Me detengo analizando todo acomodado para cenar, suspiro profundo y me acerco a la cocina en busca del vino. Y en cuanto lo dejo sobre la mesita ratona, suelto el aire retenido.

Estoy tan nervioso...

Cuando la puerta es tocada, me acerco a abrir y siento alivio al ver que es ella, ha decidido venir.

—Hola. —saludo, ella se quita el abrigo y entra al departamento.

—Para que sepas que vine solo porque quiero recuperar mis cosas que se quedaron aquí. —me dice dejando su abrigo en el sillón.— Y tienes cinco minutos para decir lo que sea que quieras decir. Tienes solo cinco minutos para mentirme en la cara, como siempre lo has hecho.

Tomando una bocanada de aire me acerco a ella intentando tomar su mano pero ella la aleja al instante.

Aprieto lo labios.

Evidentemente está enojada. Y por eso solo le señalo el sillón esperando que se siente.

Afortunadamente lo hace y yo me siento mirándole en silencio.

—Le prometí a Micaela que nunca hablaría de esto con nadie que no conozca lo que pasamos.

—Y como siempre, Micaela vale más que cualquier otra persona en tu vida. —me interrumpe mirando sus uñas.— ¿Algo nuevo que quieras decir?

—Siento que a ella le debo la vida entera. —continúo ignorando su interrupción.— Siento que no importa lo que haga, siempre le voy a deber algo.

—Increíble....

—Durante toda la relación estuve atado a lo que pudimos haber sido. —sigo hablando.— Y para sanar heridas, decidimos buscar la salida que todas las parejas desesperadas por salvar lo que tienen, buscan.

—¿Qué?

—Tener un hijo. —siento el nudo en mi garganta obligándome a apartar la mirada.— Al cuarto año de relación, ella quedó embarazada de un niño.

—¿Y qué pasó?

—Le perdió después de que se molestara demasiado por una tontería. —recuerdo el momento. Respiro profundo.— Siento que fue mi culpa, en lugar de evitar la pelea me quedé, discutí con ella.

Se mantiene en silencio, yo tomo aire y me decido a continuar.

—Un año después, volvió a quedar embarazada, pero esta vez, no pudo llegar ni siquiera al mes y perdió al bebé. —suspiro mirando el techo.— Y un mes antes de nuestra separación, perdió a nuestro último intento de recuperar las cosas.

—Lo siento...

—Me enamoré de Micaela como un idiota, estaba jodidamente embobado con ella. —una lágrima rueda por mi mejilla. La limpio al instante.— Y aún siento todo eso. Aún le quiero, aún me duele todo lo que tuvimos que pasar.

—¿Por qué terminaron entonces?

—Llega un punto en el que no puedes más. —susurro mirando mis manos.— Y yo sé que ella ya no pudo más, llegó a odiarme y le entiendo completamente, por eso siento que le debo todo de mí, de alguna manera, le presioné porque mi sueño era tener un hijo con la mujer que amaba.

Sweet Paradise.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora