—Se largaron a cenar. —bufo enseñándole mi teléfono.— Esa comida se ve más rica.
—Esto ya se nos enfrió. —se queja él.— Estamos acabados.
—Que buena cena...
Bufo mirando el techo, escucho la queja de Ruggero mientras teclea en su teléfono tarareando una canción.
Chasqueo la lengua y golpeo la mesa con mis dedos.
—Quiero entender de dónde sacaron que necesitamos una cena de reconciliación.
—Ay, pero si es evidente. —se ríe tomando un poco de su postre.— Apenas me hablas.
—Porque tú y yo no somos nada. —le devuelvo sus palabras.— Interesante, ¿No?
—Ay ya, te quise pedir perdón y te fuiste con otro en mi cara.
—Porque ese otro estaba a nada de irse y quería pasar mis últimos días con él y no tengo que darte explicaciones.
—Ese es el chiste, no me diste una explicación del por qué te fuiste corriendo ese sábado en la noche y ya sé que fue un mal momento para ti pero me merecía al menos saber a través de un mensaje.
Ah bueno...
Retengo aire en mis mejillas y llevo mis manos a mi cuello masajeándolo.
Él me mira en silencio y suelto el aire retenido.
—Un punto a tu favor. —golpeo la mesa con mis dedos.— Pero eso no te daba derecho a tener sexo con tu ex novia justo después de quitarme la virginidad.
—Las cosas no fueron así.
Frustrado bufa, me cruzo de brazos. Es que todo está bien, en serio.
Él después me dijo que no somos nada y ya está.
—Ya está, no vamos a hablar de eso. —me río y él se cruza de brazos.— Está claro que nosotros no servíamos para estar juntos y nos hicimos un favor al alejarnos del otro.
—¿En serio crees eso?
—Obvio, ni siquiera nos conocemos. Nosotros no...
A quién engaño.
Le he extraño demasiado.
Todo el día solo pienso en él, y llegar a trabajar sin tener que pensar en lo bien que se ve es un jodido tormento para mí.
Sin pensarlo mucho, relamo mis labios y bufo cruzándome de brazos. Hay tantas cosas que quisiera decirle.
Y no hablando...
Sacudo la cabeza dispersando esos tontos pensamientos, solo niego e intento sonreír mientras me pongo de pie caminando hacia la puerta.
Me pregunto cuánto tiempo tendrá que pasar hasta que ellos se dignen en venir y abrirnos.
Resoplando me dedico a recorrer el lugar.
Agustín tiene mucho espacio para irse a la mierda.
Es decir, de él lo entiendo, está un poco loco.
Pero de Madisson...
Dios, quiero matarla.
No, no quiero. Voy a matarla.
Mi teléfono está por apagarse y estoy cansada, lo único que quiero hacer es dormir.
Me termino sentando en un sillón con Ruggero a mi lado. Le miro y él me sonríe.
—¿Entonces podemos al menos hacer las paces y ser amigos de verdad?
—Podemos. —extiendo mi mano hacia él.— ¿Amigos?
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Sweet Paradise.
ФанфикSé que sí estoy contigo, mis enemigos se multiplicarían. Pero eres mi más excitante capricho. Mi dulce paraíso.