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Este es uno de esos días en lo que te extraño...

No dejo de leer la descripción tan amarga que Ruggero ha puesto en sus stories, Sophie suspira con su cabeza apoyada en mi hombro.

Mentiría si diría que no me parece extraño su repentino cambio de humor. Ya casi no habla, para absolutamente nada, de hecho.

Y se ha alejado de todos, incluso de sus amigos, pero ninguno parece molesto por eso, al contrario. Están preocupados.

Y es extraño porque ninguno quiere hablar.

Solo parecen aceptar el cambio de humor tan jodido que ha tenido.

—Siento que entró en depresión o algo. —susurra Mía apoyando su mentón en la palma de su mano.— El otro día, escuché a Agustín decirle a Madisson que la familia de Ruggero decidió quedarse con él.

—Y si decidieron quedarse es por algo. —continúa Candace.

—¿Pero por qué Madisson no me dijo nada?

Las tres se encogen de hombros. Confundida golpeo la mesa con mis dedos.

—Ya, pero y... ¿Qué pasó entre ustedes? —pregunta Mía. Evado su mirada.— Karol...

—Es... Complicado. —hago un mohín.— Pero, está bien después de todo.

—¿Por qué iba a estar bien? Siento que ambos han estado bajoneados después de esa noche en la que se suponía que iban a hablar. Pero sobre todo él. —suelta Sophie.— No tienes nada que ver, ¿O sí?

—¿Yo? No. —niego poniéndome de pie.— Yo... Eh... Alisten a todos que los autobuses partirán en diez minutos.

—¿Y qué harás tú?

—Hablaré con Ruggero.

Ellas asienten, me alejo caminando hacia los camerinos y supongo que ellas se dedican a lo suyo.

Paso por el camerino que Ruggero comparte con Agustín y al entrar, el silencio es sepulcral.

Eso es extraño, sé que apenas van a ser las cinco de la mañana pero siempre que hemos viajado a grabar en exteriores, ellos suelen estar muy energéticos y con ganas de molestar al mundo. Sobre todo Agustín que ahora mismo está sentado en el sillón mirando a la nada con los brazos cruzados.

Toco la puerta con los nudillos y él levanta la mirada viéndome. Sonríe.

—Hola, ¿Ya nos vamos?

—¿Y Ruggero?

Su gesto vuelve a ser de desgano total. Se encoje de hombros y yo me adentro al lugar sentándome a su lado.

—¿Qué pasa?

—Está muy extraño últimamente, no se ríe con nada y Valentina dice que es por lo que hablaron con Micaela el otro día.

—¿Lo que hablaron con Micaela? —él asiente.— ¿Y qué hablaron con Micaela?

—No finjas que no sabes porque claramente lo haces. —me hace saber y yo aparto la mirada.— Ruggero está potencialmente mal y es por eso, en estas fechas, el primer bebé murió.

—Oh yo...

—Y es difícil para él porque su mayor ilusión siempre ha sido ser padre y formar una familia como la suya. Pero con todo lo que pasó...

—¿Es mi culpa?

—Oh no, claro que no. Ni siquiera estabas en su vida cuando sucedió. —revuelve mi cabello.— Es solo que, el que te hayas alejado le afectó un poco.

Sweet Paradise.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora