Capítulo 5

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Gerard se sentía tan deprimido, solo, como antes de que Frank llegara a su vida. Mikey había notado cómo su hermano había comenzado a mostrarse algo desanimado desde hacia un par de semanas y se dio cuenta que aquello se debía a la ausencia de Frank, pues cada vez eran menos frecuentes sus visitas a casa de los Way.

Mikey tocó a la puerta de la habitación de Gerard.

- Gee, ¿puedo pasar? -no recibió respuesta, sin embargo se adentró a la habitación de su hermano, encontrándolo recostado en su cama, en pijama. Se acercó hasta él y se sentó a su costado

- Gee, ¿qué te pasa?

- Nada Mikey, ya déjame

- Pero si te la pasas encerrado

- Así ha sido siempre

- Claro que no, ya no eras así

- Pues ya soy así de nuevo ¿puedes irte?

- Oye, no te pongas así, es más, venía a invitarte a una fiesta

- No quiero ir

- Vamos para que te distraigas

- Las fiestas con tus amigos han de ser súper aburridas, con puras ñoñerías

- Claro que no, y para que lo sepas habrá alcohol, mucho alcohol

- Tú no puedes tomar, eres un mocoso

- ¿Y tú no? Apenas acabas de cumplir los 17

- Pero soy más grande que tú

- Acompáñame entonces -De mala gana Gerard se levantó de la cama y aceptó aquella invitación de su hermano para ir a aquella fiesta. Ni siquiera se molestó en arreglarse, sólo se puso lo primero que se encontró: una sudadera negra, unos jeans y sus converse. Llegó junto con Mikey a aquella dichosa fiesta, aunque a los pocos minutos el menor se perdió de su vista y Gerard se quedó solo de nuevo. Fue a la cocina y ahí vio montones de botellas de alcohol, él no solía beber mucho, en las fiestas apenas si se tomaba un par de cervezas, sin embargo aquella ocasión, ante lo mal que se sentía, ameritaba tomarse unos tragos para olvidarse de todo lo que le aquejaba y sentirse un poco mejor, más desinhibido. El alcohol poco a poco hacía efecto en su organismo, tanto así que empezó a platicar con un chico que jamás en su vida había visto, era un par de años mayor que él, con cabello largo y negro con algunos mechones rojos, sus ojos azules, su nombre era Bert McCracken y Gerard se la estaba pasando muy bien con él.

Se quedó por largas horas conversando con Bert, pues si bien se sentía ya muy mareado, estaba contento, ya que tanto alcohol en su organismo le había hecho olvidarse de Frank, así como a desinhibirse y mostrarse tal cual.

- Gee, ya vámonos, ya es tarde -dijo Mikey cuando se acercó a éste, encontrándolo sentado en un sofá al lado de un tipo que nunca en su vida había visto.

- ¿Qué te pasa enano?, si apenas nos estamos divirtiendo

- Ya estás borracho

- Tú querías que viniera

- Sí, pero ya es tarde, nuestros papás nos van a regañar

- Ni están en casa, nunca están

- Gerard, por favor, estás ebrio

- Espera, quiero presentarte a mi nuevo amigo, él es Bert, Bert él es mi hermanito Mikey

- Hola Mikey, gusto en conocerte -dijo Bert

- Hola -dijo Mikey con una expresión de molestia, mientras que miraba cómo su hermano y aquel sujeto se reían como tontos por tanto alcohol que había en su organismo.

- Gee, en serio, ya vámonos

- Está bien enano. Nos vemos luego Bert – dijo Gerard mientras se levantaba del sofá en el que se encontraba y era arrastrado por Mikey hasta la puerta.

Después de aquella fiesta Gerard intercambió su número telefónico con Bert, le había parecido un tipo bastante agradable con el que podía pasar un buen rato. No tenía amigos, sólo a Ray y a Frank, quien parecía haberse ya olvidado de él.

Durante las siguientes semanas Gerard comenzó a frecuentar a Bert, acudiendo principalmente a fiestas donde ambos terminaban completamente alcoholizados, pero se sentía bien estar así, no había dolor, no había mortificaciones, solamente risas al lado de un conocido que poco a poco se iba volviendo más cercano.

A Gerard le agradaba cómo se sentía cuando bebía de más, pues podía desinhibirse, hacer cosas que no se atrevería a hacer en sus cinco sentidos, aunado que podía olvidarse de todo y de todos, principalmente de Frank, a quien no toleraba ver en el salón de clases, pues pasaba a su lado como si fuese un fantasma, apenas dirigiéndole algún saludo y un par de palabras durante el día como si se tratase de un compañero más y no de su mejor amigo. Gerard sólo quería olvidarse de la indiferencia de Frank.  

Frank ¿Me quieres? (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora