Capítulo 22

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 En su camino, Gerard reconoció la casa de su amigo Ray, por lo que se apresuró a ir hacia ésta y comenzó a tocar el timbre con desesperación, ni siquiera volteó a mirar atrás para ver si Bert continuaba persiguiéndolo.

En cuanto Ray abrió la puerta, Gerard se dejó caer en sus brazos convertido en un mar de lágrimas.

- ¿Qué pasó Gerard?, ¿por qué estás así?

- Bert, Bert -era lo único que salía de sus labios

- Bert qué, ¿qué te hizo ese idiota? – Ray se horrorizó al ver el estado en que se encontraba su amigo, con la camisa destrozada, el pantalón de su uniforme desabrochado, su cabello hecho un remolino, pero lo que le revolvió el estómago fue ver aquel gran moretón en su ojo izquierdo cuando quito los cabellos de su rostro. Gerard solamente se echó a llorar en los brazos de Ray, quien lo llevó hasta su habitación, pues no quería que sus padres se alarmaran ante aquella escena.

Intentó tranquilizar a Gerard y le prestó una sudadera para que se cubriera.

- ¿Qué te pasó Gee?, ¿qué te hizo ese idiota?

- Se molestó porque terminé con él, quería obligarme a...

- Calma Gee ¿Quieres que le hable a Frank?

- ¡No! No quiero que me vea así ni que le digas nada

- Pero por qué, tiene que saber, es tu novio

- Va a querer buscar a Bert y... no quiero que se meta en problemas por mi culpa

- Gerard, no podemos dejar que ese tipo siga haciendo contigo lo que se le dé la gana, además Frank se dará cuenta cuando vea eso -dijo Ray señalando el ojo morado del pelinegro, quien terminó por ocultarlo con su pelo.

Gerard pasó aquella tarde con Ray hasta que éste último lo acompañó hasta su casa, asegurándose de que llegara sano y salvo. Cuando llegaron a la casa del pelinegro, como de costumbre, sus padres no se encontraban, pero sí Mikey, quien se percató del estado en que se encontraba su hermano, sin embargo éste no quería hablar. Ray le pidió a Mikey que no lo dejara solo, pues sin entrar en detalles, le comentó que aquella tarde la había pasado mal por culpa de Bert. Mikey se quedó junto con Gerard, mientras que Ray llamó a Frank para verlo en su casa, pues aunque el pelinegro no quería, tenía que contarle todo lo que había pasado.

- ¿Qué pasa Ray?, ¿qué es eso tan urgente que quieres decirme?

- Se trata de Gerard

- ¿Le pasó algo? Le he mandado varios mensajes para ver cómo le fue con Bert, pero no me contesta

- Es precisamente sobre eso

- ¿Le hizo algo ese idiota?

- Sí, pero él no quería que lo supieras

- ¿Qué le hizo ese imbécil? - cuestionó Frank, visiblemente alterado

- Pues... se molestó porque Gerard lo terminó y después...

- ¿Después qué Ray?

- Quiso obligarlo a tener sexo

- ¿Qué? Maldita sea, sabía que ese idiota iba a hacerle algo a Gerard

- Cálmate Frank

- No puedo, ese idiota me las va a pagar

- Por eso Gerard no quería que te dijera

- Lo voy a matar

- Tranquilízate Frank

- ¿Cómo está mi Gee?

- Estaba muy mal, parece que tuvo oportunidad de golpear al idiota ese y salir corriendo de ahí, pero ese imbécil lo golpeó, le desgarró la ropa... - Frank comenzaba a arder en coraje al escuchar todo aquello, pues no soportaba la simple idea de que Bert le hubiese puesto un dedo encima a Gerard

- Tengo que ir a verlo, tengo que estar con él

Sin decir más, Frank salió rápidamente, llamó a un taxi y se trasladó hasta la casa de Gerard, siendo recibido por Mikey. Entró a la casa de los Way, subió hasta la habitación del pelinegro, encontrándose con éste envuelto entre sus cobijas. Se dirigió hasta su cama y se sentó a un costado de él.

- Hola Gee- le dijo Frank mientras acariciaba su cabello, Gerard ocultaba su rostro con una almohada

- Frankie

- Déjame verte Gee – cuando Gerard se volteó para verlo, Frank pudo apreciar el moretón en su ojo, sus labios con algunas heridas y las lágrimas que corrían por sus mejillas. Frank trató de limpiar aquellas lágrimas pasando una de sus manos por la mejilla de Gerard.

- Gee, Ray me dijo lo que pasó con ese idiota

- Perdóname Frankie, debí hacerte caso

- No es tu culpa Gee. Ese idiota pagará por lo que te hizo

- No quiero que te metas en problemas por mi culpa

- Gee, ahora tú eres mi novio, eres mío, y no voy a dejar que nadie, mucho menos ese idiota, te ponga un dedo encima

Frank tomó el rostro de Gerard entre sus manos y se acercó a él para besarlo, lo hizo con tal delicadeza, como si sus labios fueran un fino cristal que en cualquier momento llegaría a quebrarse, y es que no quería lastimarlo, no más de lo que ya estaba. Le revolvía el estómago el solo hecho de pensar que esos finos, suaves y rosados labios que le encantaba besar, estuvieran lastimados, odiaba que esos hermosos ojos verdes que lo miraban con un brillo especial, estuvieran apagados, golpeados e inundados de lágrimas, odiaba tanto a Bert por haber lastimado a la persona más importante para él, a Gee, a su Gee.

No quiso dejar solo a Gerard aquella noche, por lo que decidió quedarse con él, llamó a su madre para decirle que se quedaría a dormir con el pelinegro, aunque ésta no estaba muy convencida, pues era entre semana y al día siguiente tenía escuela, terminó por acceder.

Gerard se dejó abrazar por Frank y se sintió seguro, protegido. Había deseado por tanto tiempo estar así con Frank, hacía apenas un par de días que se habían declarado, estaba bien y Bert había venido a arruinarlo todo.  

Frank ¿Me quieres? (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora