Muchos afirmaban conocer el infierno. Sin saber que sus experiencias no eran ni de lejos lo terribles que podían volverse si, por azares del destino, llegaban a cruzarse en el camino de ellos...
Aterradores.
Crueles.
Implacables.
Salvajes.
Gober...
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Apenas soy capaz de pegar un ojo en toda la jodida noche.
No con ella durmiendo a tan solo unos metros de donde yo estoy.
Esto va a ser una tortura.
Esa mujer me está matando de ganas...
Me follé a tres zorras anoche. Joder, les di por cada agujero. Y ninguna, malditamente ninguna – a pesar de que son las mejores – pudo saciarme.
No me llenan.
Así que he sacado las bragas que le quité aquel día del cajón en que las guardaba y me he dado placer a mí mismo, durante lo que me ha parecido una eternidad, hasta que al fin he caído rendido sobre el colchón.
Pero cuando pensaba que podría descansar unas horas, mi puto cerebro dañado se ha empeñado en torturarme en pesadillas con los recuerdos de esas niñas a las que no pude salvar. Las mismas que murieron en mis brazos sin que fuera capaz de evitarlo.
Joder, nunca olvidaré sus caras.
He jurado vengarlas y voy a cumplirlo.
Tenemos el nombre del club de esos cabrones, una estrategia – de ahí la importancia de que cerremos la alianza con los italianos sin contratiempos – y sobre todo mucha sed de sangre. Cuando sean nuestros desearán no haber nacido.
Me levanto de la cama de mala gana, saco el cuero del armario y unos vaqueros, los más nuevos que tengo. Tenemos que ganarnos a nuestros invitados, ¿no? No quisiera que se llevaran una mala impresión de mi club.
Anoche dejé a Traian y a Cam sacándoles brillo a las burras para que estuvieran relucientes y las mujeres llevan desde primera hora limpiando y engalanando toda la casa club. Más le vale a Helga que no quede ni una mota de polvo. Pat debe estar vigilando de cerca a Hunter para que no la distraiga, como le ordené después de mi salida de tono.
No me arrepiento.
Si alguno de ellos le pone una sola mano encima a Olivia ahora que está aquí...joder, los quiero a todos, pero malditamente tendremos problemas.
Una vez estoy listo bajo a supervisarlo todo. Voy directo hacia Helga, Dawn y Brittany, necesito preguntarles por ella.
Ese maldito coñito que ansío probar me está volviendo loco.
Diviso enseguida esa melena rubia escandinava tan inconfundible y la llamo.
Deja a las demás a la suyo y viene, con una sonrisa de oreja a oreja que hace que me envare.
Ni siquiera me deja decirle nada, porque ella misma me cuenta lo que necesitaba saber.
— Está bien, ahora está dormida. He subido hace una hora a verla y estaba profunda. Ha vomitado hace poco y Dawn se ha ocupado de ella, hoy tendrá una buena resaca así que ya le he pedido que le prepare una sopa caliente para que coma algo en cuanto se despierte. ¿Te parece bien? — inquiere, con ese brillo en los ojos y la sonrisa cómplice que me está poniendo de los nervios.
