Capítulo XIX: El Argumento

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🐰

—Tienes que estar de broma ¿Verdad?—Inquirí incrédulo.

¿Se va de esa manera, dejándome aquí solo, para volver con esa porquería? ¡Vaya forma de cambiar de tema! Por el rabillo del ojo pude notar como la señorita Yeji Lucia tan confundida como yo. Claramente era un tema del cual no habían discutido y ese Alfa andaba improvisando, el castaño simplemente se encogió de hombros.

—No puedo dejar que mi Mate ande en harapos—Explicó, mirándome de pies a cabeza con una clara expresión de asco, sentí mis ojitos picar y mi rostro teñirse de rojo por la vergüenza—Literalmente. Además—Continuó—Esta será una gran oportunidad para conocerse, ya saben, ayudarte a hacer cosas de Omega—Dijo, haciendo un gesto desdeñoso con la mano.

—No puedes hablar en serio—Balbuceó la pelinaranja, incrédula—¿Te parece sensato que salga considerando...—El Alfa la calló clavando sus ojos en ella, escupiendo fuego, me apresuré a intervenir para tomar dicha oportunidad.

—¿Considerando qué?—Ignoré al castaño y me concentré en su prima, si alguien parecía más dispuesto a revelar algo, era ella—¿Qué es lo que está ocurriendo?

—Nada—Me interrumpió el Alfa con voz autoritaria, pero sin llegar a usar su voz de mando, por lo que lo ignoré de igual forma.

—No debe ser "nada" por la manera en que reaccionan ambos, dime—Le rogué a la Alfa u ella quedó atrapada en mi mirada y la del Alfa—¿Qué es lo que ocurre con mis ojos? ¿Tengo algo malo? ¿Soy defectuoso?—Me miró dolida por las últimas preguntas que le hice, pero antes de que pudiese responder, el Alfa bufó.

—Suficiente. Si esperas que Yeji revele algo, no lo lograrás, cachorro. Puede que sea amable, pero no es imbécil y sabe lo que le conviene...La mayoría de las veces.

—¡Oye!—Se quejó ella, claramente ofendida.

—Tú—Me apuntó con un dedo—Harás bien en no preguntar nada y tú—Señaló a la Alfa—No harás mención alguna de nada que no debas y no tocarás de más a mi pareja ¿Entendido, prima?—Sin esperar por una confirmación, el maldito buscó en su bolsillo para sacar su billetera y coger una tarjeta, que luego extendió hacia mi. Yo me la quedé mirando como si fuese un bicho que me fuera a morder, todavía cabreado por el hecho de que no querían decirme qué carajos tenían mis ojos. Al ver que hola tomaba, el Alfa suspiró molesto, rodó los ojos y le dió la tarjeta a la pelinaranja.

—Pero...—La mujer se quedó con la tarjeta en la mano, sin rechazarla pero sin guardarla tampoco—¿Ahora? ¿A dónde iremos?—Su mirada fue desde el castaño hasta a mí, buscando una explicación de qué demonios estaba sucediendo.

—¿A una tienda de ropa?—Se encogió de hombros—No lo sé, llévalo a la ciudad a que compre lo que quiera. Excepto cuchillos, armas, arsénico y esas cosas—Me miró con ojos acusatorios hoy bajé la cabeza con un puchero, esa idea no sonaba tan mala.

Yeji desvío sus bonitos ojos dorados hacia mi, se había quitado esas lentillas antes de regresar a la oficina.

—Ehh... ¿A dónde... A dónde quieres ir?—Inquirió y por la forma en que se quedaba mirándome, me dí cuenta de que realmente esperaba una respuesta.

Yo sumamente confundido y aterrado, comencé a reír con acidez.

—¡Tiene que ser una broma! ¡No puedes hablar en serio!—Mis ojos saltaban de Alfa a Alfa, él aparentemente cabreado por mi reacción y ella sumamente confundida. Me trajo al medio de la nada amenazando a Kai para que yo firmara un acuerdo que me prohibía dejar su lado...¿Y ahora quiere que salga de compras con esta pobre señorita? Estaba comenzando a pensar que este sujeto era bipolar, porque imbécil ya sabía que era—¿Realmente me dejarás salir de esta casa?—El Alfa simplemente me miró con esos abrumadores ojos verdes.

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