CACHORRO

Capítulo XXXVIII: Familia

🐰

En lugar de un estallido de vidrios al romperse, reboté contra el piso.

Registré el sonido antes de sentir el doloroso impacto, un "Clank" que vibró por todo mi cuerpo y resonó por las paredes cuando caí contra el suelo, sin mis manos para protegerme, me golpeé el rostro arduamente, los brazos, las piernas y todo el costado izquierdo.

Ahogué un grito y un sollozo debido a ello.

Solo tuve un momento para permanecer allí anonado, antes de que escuchara puertas abriéndose y pasos acelerados, por lo que me forcé a levantarme como podía y volver a intentar antes de que me atraparan.

Al principio creí que me había desviado y golpeado contra la pared, pero cuando veo que hay apenas unos rasguños en el vidrio, me dí cuenta que esa no era una ventana común, no, al contrario,esa mierda era un vidrio reforzado.

Maldita sea, he sido un idiota. Era claro que no me dejarían solo con una ventana tan cerca, drogado o no. La maldita cosa era importante de romper.

Pero no había tiempo para pensar o quejarme, ni bien pude terminar de pararme hasta que me desesperé, tomé la silla y comencé a golpear el vidrio con las patas traseras , esperando a romperlo antes de que vinieran por mi.

Al escuchar los pasos más cerca, aumenté mi fuerza. Las muñecas me sangraban pero yo seguía como un maniático tratando de escapar.

Para cuando por fin escuché un crujido, era demasiado tarde, figuras aparecieron al otro lado del pasillo y corrieron hacia mi. Ambos Betas, aunque traté de luchar, lograron fácilmente sujetarme y me hicieron sentar en la silla, gruñí. Ambos Betas me sostenían de cada lado y me paralizaron. Había tratado de patearlos pero mis intentos fueron completamente en vano.

—Te estás lastimando—Escuché una voz monótona cerca de uno de los Betas, para mí sorpresa, se trataba de Ryujin.

—Eres una maldita—Escupí con recelo, aunque dudaba que en mi estado deplorable aquello sonara amenazante.

La Alfa me ignoró y miró hacia el frente, esperando la llegada de alguien que se acercaba a paso calmado a mi posición.

Sentí el ambiente ponerse tenso mientras los lobos presentes observaban al hombre grande, de unos cuarenta años, bajito, regordete y calvo que se me acercaba. Recordé lo que había pensado de Yeonjun Hyung antes de conocerlo y este hombre, a diferencia del Alfa de Binnie, si que tenía un rostro que demostraba su perversidad interna.

Fueron sus ojos muertos los que me terminaron de helar la sangre cuando se posaron en mi y se detuvo a sólo un paso de distancia.

—¿Quién es usted?—Pregunté con firmeza, a pesar de estar llorando asustado en mi interior junto a mi lobito.

Estaba por decirle que si quería pedirle rescate a Yeonjun Hyung él no daría mucho por mí, pero supuse que eso no le haría mucha gracia puesto que no sería un rehén muy útil y se desharía de mí. Pero el hombre alzó la mano y yo me encogí, cerré los ojos, muy pero muy seguro de que me golpearía, pero en su lugar la puso suavemente en mi hombro.

Alcé la mirada confundido, pero receloso.

—Mi pequeño Steve... Estás con nosotros al fin.

Esto cada vez se ponía más raro.

—Suéltenlo—Ordenó el hombre e inmediatamente sentí como mis muñecas se aflojaban de la presión a la que habían sido sometidas.

Con movimientos adoloridos y mi mirada fija en el hombre, claramente Alfa, llevé mis adoloridas muñecas al frente, mirando la carne lacerada causada por tanta lucha. Me habían atado con un maldito pretal de plástico que me había cortado y sangre emanaba lentamente por las heridas. Sabía que si no me trataba se me infectaría pronto y empeoraría mi estado.