Capítulo LXVI: Manada

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🐰

No sabía qué era lo que esperaba ver en la manada de Ravn Hyung, pero no era esto.

Habiamos tomado el camino Norte saliendo del instintuto, uno que sabía que se usaba cuando se quería ir a la ciudad, no que yo lo hubiera visto en persona, puesto que jamás había tenido permitido salir.

Pero antes de llegar a alguna ciudad, dimos vuelta a la derecha y comenzamos a conducir por una vacía carretera que se estiraba entre medio de amplios campos verdes. El sol ya estaba saliendo, levantándose en el cielo por encima de nosotros, tiñendo el asfalto y los campos de cultivo con su luz dorada.

Youngjo Hyung hablaba sin parar, sus manos tendían a moverse de un lugar a otro mientras yo me aseguraba de asentir y sonreír en las partes adecuadas para no cagarla, pero mi mente se había quedado estancada en aquella joven entre los árboles.

Su rostro aterrado e impregnado de lágrimas se plasmó en mi memoria, ¿Qué era ese Lobo para ella? ¿Cómo sabía que estaba allí? ¿Por qué mi interior de alguna manera me decía que Youngjo estaba relacionado con ellos? Todo era tan confuso, que me estaba comenzando a doler la cabeza.

Tanta muerte...Tanto peligro y aún así Yeonjun se atrevió a ir por los Dobrovsky. 

Menudo idiota.

Miré a mi alrededor y a todos los presentes una vez que llegamos, todos se encontraban en una reverencia porque yo era una autoridad mayor a la de su Alfa líder, ¿pero de qué servía si tanta maldad estaba surgiendo? Yeonjun me dejó aquí para protegerme de algo que puede afectarlo a él tambien. Conozco mi posición, pero no sé cómo actuar con ella, prácticamente estoy siendo como una carga, un estorbo del cúal Yeonjun debe hacerse cargo.

El recuerdo de aquel Lobo Omega luchando por respirar atormenta mi cabeza, miré mis manos, sintiendo su calor y sus colores, tan humanas posibles que probablemente nunca se volverían un Lobo completo.

Sentía tantas ganas de llorar por la impotencia, que me sentí nuevamente vulnerable frente a tantos Lobos observándome.

Aún se siente extraño estar en la propiedad de Youngjo, es demasido grande, no era de extrañar que vivieran ciento cuarenta y tres Lobos allí, pese a que el Alfa en la camioneta mencionó que tras los ataques de mi familia, se habían reducido considerablemente.

Hasta ahora me había encontrado con miembros de esta manada, pero si alguien de los Huening me veía ¿Qué pasaría? ¿Me creerían un traidor? Lo más probable es que solo me vieran como el mismo sirviente de siempre. Ellos han estado con Youngjo desde los ataques, así que no creo que deban de recordarme bajo los sucesos recientes.

Me concentré en respirar para ignorar todos aquellos recuerdos con palabras burlescas, no debía demostrar mi miedo o humillación frente a ellos, yo era el Omega de Yeonjun, era su representación como Bolga, lo menos que quería hacer, era algo erroneo para que pensaran mal en sus desiciones.

Cuando alcé la mirada, tal como Yeonjun me lo ordenó un año atrás, pude ver a alguien que nunca creí volver a ver en mi vida.

—Un gusto verte de nuevo, Soobin.

—Yo...—Abrí y cerré la boca como un tonto, mientras la sonrisa más ridícula se expandía por mi rostro.

—Es bueno verte a ti también—Respondió el mismo Yeosang por mi, sonriente—Escuché que las cosas han salido bien para ti—No lo pensé mucho, tiré mis brazos alrededor de su cuello y lo abracé con fuerza—¡Uff!—El Beta rió sorprendido y tentativamente puso sus manos en mi espalda.

Yo también estaba sorprendido, no era la clase de persona que se emocionaba fácilmente o que va abrazando a la gente como si nada. Tampoco es como si Yeosang y yo hubiéramos sido de lo más unidos, después de todo, yo solo era un Delta y él un guardia del Alfa líder, pero aún así, él era lo más cercano a un amigo, exceptuando a Kai, y un padre al que veía con vida en completa alegría.

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