Capítulo LXXIX: Líder

130 31 7
                                    

🐶

Considerando el poco espacio en el vehículo, todos los Lobos quedaron amontonados, dejando a Jackson en los brazos de Ryujin mientras la cabeza de Kai descansaba sobre los muslos de Soobin.

El resto iba más o menos incómodo.

Debió al menos pasar una hora hasta que la Alfa de cabellos anaranjados se atrevió a hablar.

—Disculpen pero...¿A dónde es exactamente que vamos?—Soobin por primera ves se atrevió a levantar la mirada durante todo el trayecto para esperar la respuesta de la Omega al volante.

—Estamos yendo a los territorios más cercanos y escondidos de Chungju. Allí es donde está el resto de nosotros, veremos qué hacer después en el lugar. Nuestras fuentes dicen que no falta mucho para que Youngjo consiga armar su ejército y sin importar qué es lo que desea hacer, no tendremos mucho tiempo antes de que todos mueran.

Aquel era el territorio más cercano a lo que fue el territorio de los Huening, que ahora le era perteneciente al Alfa de mirada profunda, solo tenían esa oportunidad entre manos.

—Binnie...—Soobin miró inmediatamente a Kai, el cual por primera vez había hablado después de hace un año.

—Shh, tranquilo. Estoy aquí, estás a salvo.

—Nunca...—Una violenta tos le impidió seguir, haciendo sentir a Soobin como una mierda, culpable de todo lo que estaba ocurriendo—Nunca creí que te volvería a ver, Binnie—Kai cerró los ojos, sintiendo sus párpados pesados, algunas de sus venas habían reventado, delatando un nauseabundo olor,  pero aún así su rostro mantenía una sonrisa—Por lo menos pude verte antes de...Quiero decirte que lo lamento, Soobin. Por todo.

—Está bien, está en el pasado y te haré pagar al respecto cuando te mejores, ¿De acuerdo?—Dijo, delatando algunas lágrimas que cayeron sobre el rostro del Alfa.

—Está bien—Dijo el Alfa, buscando calmarlo. Por alguna razón el instinto de Kai le decía, que el Omega no debía de alterarse mucho durante un largo tiempo—No tienes que sentirte mal. Hace tiempo que sé que mi tiempo es corto...Ya lo estoy esperando, ¿Sabes?

—No seas ridículo. Te pondrás bien, encontraremos una cura, te trataremos y volverás a ser el de siempre, ¿Me entiendes?—Kai no sonrió.

—Siempre tan mentiroso, Binnie.

Esas fueron las últimas palabras que Soobin logró escuchar de aquel Alfa que lo acompañó a lo largo de su vida, sin importar si fue más en las malas que en las buenas, al menos había sido una fuente para que el Omega siguiera viviendo.

El atardecer comenzaba a caer sobre ellos, Soobin de igual manera lograba ver aquel brillo morado por la ventana, notando que la respiración del Alfa se tornaba más intensa e irregular, no tardó mucho tiempo para que los ataques de tos regresaran.

El primero ni fue gran cosa, pero pronto empeoró, su cuerpo se sacudía con una tos ronca acuosa y la camisa del azabache comenzaba a cubrirse con coágulos verdes y sanguinolentas.

Al final, cuando Kai ya casi no podía respirar, miró a Soobin.

Con su mirada enfocada en el Omega, un horrible sonido acuoso le dió la señal a Soobin de que ese era su último aliento de vida, notando cómo esta poco a poco escapaba de sus ojos y aquel color amarillo desaparecía.

Yeji colocó una mano en el hombro de Soobin, el chico estaba en una especie de estado de shock, no podía oír, no podía hablar, la mirada del Omega estaba enfocado en el ahora inerte cuerpo del Alfa, mientras un sin fin de olas se adueñaban de su rostro.

CACHORRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora