Capítulo XVI: Problemas

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Me preguntaba si el Alfa había escuchado algo de lo que había dicho Kai. Seguramente la idea de escapar, aunque resultara imposible para nosotros, no le caería bien al psicópata de ojos verdes. Ni siquiera pensarlo.

Busqué por todo su rostro alguna pista, un detalle en sus facciones que me alerte que estoy por ser herido, un castigo o cualquier cosa similar a lo que he recibido en las últimas...¿Veinticuatro horas? ¡Vaya! ¿Realmente todo esto ha sucedido en un solo día? Aunque podría ser más ya que desconocía cuánto tiempo había pasado drogado desde el instituto hasta llegar aqui.

¿Acaso seguíamos siquiera en el mismo país? Era imposible de saber.

Pero el Alfa no hizo ninguna de esas cosas, simplemente caminaba con la confianza de que lo estaba siguiendo y con el oído pendiente ante lo que ocurría en la habitación. Yo solo iba detrás de él con la cabeza gacha y las manos frente de mi.

La habitación daba lugar a un pasillo con el mismo piso de madera, el cual estaba bien iluminado gracias a otro enorme ventanal que ocupaba toda la pared trasera de piso a techo, dando a una espectacular vista al gran agua que pasaba luego de esa tierra amarilla. De inmediato, el pasillo desembocaba a un enorme living con tres gigantes sillones, un *aparato gigante y plano colgado en la pared y una escalera dando a un piso superior a mi lado izquierdo. El lugar era enorme y bien decorado, pero sorprendentemente minimalista; una combinación que calzaba bien con la enorme casa y que daba la sensación de que no solía ser muy habitada.

Mi Omega miraba curioso el lugar desde mi interior, detectando muchos olores como el de productos de limpieza y algunos pocos lobos, entre ellos el Alfa y algunas otras esencias distintas que de seguro debían pertenecerle a los guardias o a aquellos que han aseado el lugar recientemente.

El Alfa se dirigió a una oficina de tamaño mediano y cerró la puerta detrás de mí, causando que tome unos pasos hacia el costado para evitar que nuestros cuerpos se roce. Él me observó mientras me alejaba pero no dijo nada, por lo que se dirigió hasta un pequeño escritorio con una emmm...¿Cómo es que Kai me había dicho hace un tiempo? ¿L-Laptop? cerrada encima.

Permanecí en mi lugar, con las manos cruzadas levemente y vigilando cualquier movimiento del Alfa, pero a pesar de mi alerta, es sorprendente lo rápido que ha caído mi espíritu, no busco huir o la manera de enfurecerlo, mientras que Kai esté bien, parece que parte de mi ha aceptado el destino que cayó sobre mi Omega y yo.

Pero al parecer, mi lobito está mucho más satisfecho que mi persona.

Toda mi vida le he servido a un Alfa ¿Cuál era la diferencia de trabajar para uno distinto?

—Tendrás que usar estos a partir de ahora—El Alfa abrió un cajón del escritorio y tomó un pequeño objeto hasta llegar hasta mí para entregármelo.

Alcé una mano para evitar que se acercara demasiado, no quería tenerlo cerca pese a los reclamos de mi Omega, pero no quería tenerlo cerca nunca más y mucho menos cuando estoy a solas con él.

Abrí la pequeña cajita de plástico y me percaté que se trataba de un estuche para los lentes de contacto de color gris, los ojos de un verdadero Omega.

Me preguntaba si sería muy difícil colocárselos, nunca lo había hecho y tenía miedo de que doliera, la sola idea de algo acercarse a mis ojos me daba pavor. Pero comparado con lo que podría suceder si desobedecia a este hombre, no sería nada.

Mi lobito se sintió dolido al ver esas lentillas,pero simplemente cedió ante la orden de su Alfa y ambos asentimos como respuesta mientras nos miraba fijamente.

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