Capítulo XLVI: Secretos e Intrigas

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🐰

Lo sabía. Hasta cierto punto yo estaba consiente de que mi arreglo con Yeonjun era uno nacido por conveniencia, aunque no supiera en que le beneficiaría yo a él.

Cuando llegó a mi vida, lo hizo con intrigas y violencia. Se suponía que Yo sería nada más que un pedazo de carne, vendido como una zorra a las manos de un lobo sin escrúpulos para mantener a salvo las tierras del instituto a cargo del Alfa Huening, pero Yeonjun no había sido lo que esperaba.

Era un imbécil, volátil e impredecible Alfa, pero no era el pervertido que yo creía que sería, de hecho, más allá de sus amenazas, él no parecía interesado en mi en la menor manera, excepto para hacerme su Mate, lo cual no tenía sentido hasta ahora.

¿Por qué pedirle a un completo extraño y sobretodo Delta que fuera su Mate, su Omega?

Sabía que me había escondido sus razones, que había algo allí que no quería contarme, pero cuando amenazó a Kai no había tenido otro remedio más que aceptar su ridícula demanda y firmar el contrato que nos vinculados par siempre como Mates, sin llegar a la marca.

Me había separado de Kai pero...Había cumplido con su promesa de cierta manera. Siempre y cuando ya no intentase escapar, él me dió todo en cuanto pudo y yo había pasado mis días creyendo que así sería mi vida, viviendo encerrado como un pajarito en una jaula dorada, con todo el dinero podía comprar excepto la libertad que tanto anhelaba.

Sabía que Yeonjun tenía sus motivaciones ocultas y estaba más que conciente de que nuestra relación jamás llegaría a ser aquella de los verdaderos Mates, no de las que había conocido durante mi infancia en el instituto, si no de aquellas que ví en libros, de esas personas que darían todo por el otro, que se amarían incondicionalmente sin importar qué. Yo solo quería que él no le hiciera daño a Kai y se alejara de mí lo más posible porque le tengo miedo. Si no lo hubiera vuelto a ver en aquellos primeros días de mi llegada a esa casa, hubiera sido feliz.

Quizás hasta Binnie hubiese tenido el tiempo de serlo también.

Pero nada fué así, ese maldito de ojos verdes de alguna manera y con su insufrible personalidad se había cavado un pequeñísimo recogedor en mi corazón. No era como la señorita Yeji, la cual tenía su propio lugar solo, la cual a pesar de fingir ser mi amiga, yo la quería como si realmente lo fuera. En algún momento en que bajé la guardía, Yeonjun había logrado crecer en mi y yo me había dejado creer que aún le odiaba, pero solo faltaba buscar dentro de mí para descubrir que ese fuego de odio e irá se había sofocado desde hace mucho.

No, no estaba enamorado de él pero admitía que el Alfa me importaba, por lo que descubrir acerca de este intercambio me dolió tanto a mi como a mí Omega, como el infierno.

Pensé que era fuerte...Al menos mentalmente, pero me equivoqué, siempre me equivoqué.

Quizás Ryujin tenía razón, quizás nuestro destino era conocernos porque yo era el único Omega Bolga existente en esta era. Yo solo había nacido para sufrir, no para vivir.

—H-Hyung—Beomgyu también sollozaba, sus ojitos ya estaban hinchados y lágrimas bajaban sin control por sus mejillas, parecía querer acercarse, pero no lo hacía por miedo—¿Q-Qué hago?—Preguntó con sus labios temblando.

—Sosténlo, voy a sedarlo—Dijo el Alfa. 

Mi cuerpo había quedado atrapado entre ambos Alfa, llorando a grandes cantidades como un pequeño cachorro, todo lo que no había podido llorar por años estaba saliendo como una feroz tormenta, Beomgyu me aferraba a su cuerpecito mientras el Alfa más grande buscaba desesperadamente en el kit alguna jeringa. Luego simplemente volvió a salir corriendo de la habitación.

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