CACHORRO

Capítulo III: La Discusión

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Me llevó treinta largos minutos para volver al instituto.

Por suerte, si bien la sección del bosque donde me encontraba no me era tan familiar, mi sentido del olfato me permitió seguir el rastro que las feromonas de mi Omega había dejado cuando escapé llorando, perdido en mis propios pensamientos.

Me pregunto si fue así como ese sujeto me encontró, estúpido aroma, solo me traes problemas.

Mantuve los ojos abiertos y los oídos bien atentos ante cualquier señal o presencia, ante cualquier detalle que me alertara que ese extraño sujeto se encontraba merodeando el bosque, preparándose para atacarme. Sin embargo, por metros y metros lo único que podía ver era la inmensa cantidad de árboles, sólo escuchaba el ruido de los pájaros en las ramas y los pequeños insectos retorciéndose en sus congeladas cuevas bajo tierra.

Aún asi, me mantuve alerta repasando mentalmente el encuentro todas las veces posibles y mientras cada paso firme me llevaba de regreso al instituto, mi mente seguía sin poder procesar el rápido movimiento de minutos atrás.

¿Quién diablos era ese sujeto y qué hacía allí? Estaba convencido de que no era un humano, su esencia lobuna era inconfundible, poseía un potente aroma a Alfa, pero es que con esta extraña situación, sobre sus ojos y los mios...No sé, estoy entrando en un gran agujero negro sin obtener las respuestas que ahora no solo me atormentan a mi, sino también a mi Omega, algo dentro de mí me decía que él era diferente, que sin importar el color de sus ojos, había algo primitivo y poderoso en él.

Algo Peligroso, que sin embargo, hacía que mi Omega se revolcara y mostrara la pancita en busca de mimos.

Sin importar quien fuera o lo que significaría para mi, encontrar a alguien por primera vez con mis mismos ojos, aquellos que me marcaban como un ser extraño en la manada, y aunque esos ojos los tuviese un completo idiota, no podía ignorar el hecho de que había un lobo extraño merodeando en nuestros bosques sin permiso.Especialmente durante la semana de ceremonia del próximo Alfa, aquella se realizaba solo una vez por mandato del Alfa actual y el ganador era el indiscutible heredero. Sólo los hombres Alfa de la manada podían participar, pese a que también hay una pequeña cantidad de Mujeres Alfa, la seguridad había sido reforzada estos meses para evitar la llegada de cualquier intruso que atentara contra el orden de la selección.

Definitivamente, un lobo forastero que entraba y salía a voluntad de nuestro territorio sin dejar rastro, no era agradable.

Cuando por fin estuve frente al gran edificio de piedra, me subí a uno de los árboles para poder asomarme y escuchar por dónde iba mi clase, estaban prácticamente a la mitad y la señorita Irlene no toleraría mi llegada tarde.

Apenas y esa Beta me toleraba a mí y a los otros Deltas.

Lamentando la pérdida de la clase del día, pero contento de evitarme la constante humillación de cada día al tener que sentarme solo,en lugar de ir hacia las aulas de la derecha o a la fría habitación de los Delta, me dirigí hacía la oficina del Alfa Líder, para notificarle del extraño merodeador.

Pasado el mediodía, el instituto cobra vida lleno de lobos de todas las edades y jerarquías, yendo de aquí para allá a sus clases de entrenamiento, a sus respectivos trabajos en el mundo humano y sobrenatural o a sus clases de estudio, aquellas que los lobos más odiaban pero que yo amaba.

Al igual que siempre,caminé con la cabeza gacha evitando ágilmente a aquellos que se cruzaban en mi camino, incluso a los tiernos pero revoltosos cachorros,haciendo lo posible por permanecer desapercibido, la mayor parte del tiempo, lo logro. Mis ropas simples, pantalón, botas y un suéter gris holgado, todos desgastados, me marcan fácilmente como Delta y al no ser para ellos parte de las castas superiores para que me pidiesen algo, todos fácilmente me ignoraban.