-Ya está todo listo -declaro mientras cierro la pantalla del portátil-. Ya podemos ir a Guiza.
-Perdona, ¿a dónde? -pregunta Khalid desde la otra punta del sofá con al expresión contraída.
-A Al-Dyísah -aclaro en el dialecto egipcio actual-. Te dije que te llevaría a ver lo que queda de tu civilización. Y así va a ser.
Khalid parpadea unas cuantas veces, sin parar. Se le ve abrumado por la noticia. La emoción repentina cubre su rostro. Sus ojos azules se empañan de lágrimas y lo noto hacer un gesto. Una especie de intento de acercamiento seguido de arrepentimiento.
-Puedes abrazarme -le animo mientras dejo el portátil a un lado y acorto las distancias.
Abro mis brazos hacia él, que se termina deslizando por el sofá hasta envolverme.
-¿Sabes? Es totalmente comprensible y válido que llores -murmuro contra su hombro-. Cualquiera con sentimientos lo haría.
Pero Khalid no llora, simplemente se limita a abrazarme durante unos minutos.
-Tenemos entradas para esta tarde -le continúo explicando mientras se separa de mí, su aliento a pasta de dientes con sabor a fresa acaricia mi cara, y eso me saca una sonrisa.
-¿Crees que volveré a casa mientras estoy allí? ¿Hay alguna posibilidad? -pregunta esperanzado mientras agarra una de mi rodillas.
Suspiro mientras coloco mis manos sobre la suya.
-He estado pensando mucho en eso, ¿sabes? -comento con tristeza-. ¿Recuerdas que la última vez que estuvimos allí nos estaban persiguiendo? ¡Te alcanzó una flecha, Khalid! -digo mientras rememoro aquella experiencia-. Lo aterrada que estaba, las ganas que tenía de volver a casa y encontrarme en un lugar seguro.
Khalid se aparta de mí.
-Eso no quiere decir que no sea mi casa -comenta enfadado-. Es mi familia, mi hogar. Es todo lo que conozco y todo lo que soy. Tú ya estás aquí, y encajas perfectamente -argumenta tan rápido que casi no me da tiempo a entender los significados de sus palabras.
-Se acordarán de todo lo que sucedió, Khalid. El pasado no olvida, así como no olvidó a Eiri, me recordarán a mí -me señalo el pecho-. ¿Piensas que te perdonarán?
Khalid cruza los brazos sobre el pecho.
-Les diré que me deshice de ti. Te asesiné en el Nilo -relata como si de un interrogatorio se tratara.
-¿Y la herida de flecha? ¿Cómo te deshiciste de la flecha? ¿Cómo se te ha curado tan rápido? -pregunto mientras levanto la manga de su camiseta hasta su hombro, lo que perturba un poco a Khalid.
-Jamás sabrán que me alcanzaron -asegura Khalid con la mayor seguridad en sí mismo que he visto hasta el momento, hasta tiene la cabeza levantada-. Era noche cerrada, jamás lo sabrán.
Suspiro mientras me levanto del sofá.
-Has pasado el examen -concluyo con gran pesar, mientras pienso en las grandes cosas que podríamos hacer juntos si se quedara, la de conocimiento que guarda en su cabeza, lo contenta que estaría mi madre de tener a alguien como él trabajando codo con codo-. Pero... no quiero que sientas decepción si esto no acaba como te gustaría. Ya lo hemos intentado antes y nada ha sucedido.
-Estaré bien -asegura con confianza, antes de verme salir del salón.
***
-¿Vas a llevar tú el... coche? -pregunta Khalid mientras nos acercamos al coche de mi madre, aparcado a la salida de nuestro edificio, en los aparcamientos exteriores-. Pensaba que lo haría tu madre.
ESTÁS LEYENDO
LA HIJA DEL TIEMPO (ANTIGUO EGIPTO)
Teen Fiction4ª PARTE DE LA SAGA "LAS HIJAS DEL TIEMPO" Valentina Adams, de 19 años, viaja con su madre a una parte de Egipto para ayudarla en su expedición arqueológica. Val quiere seguir los pasos de su madre. Lo malo es que las tumbas suelen tener trampas y...