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-Me alegro de verla -saluda Nubia, asomando su cabeza por los barrotes. 

-¿La has traído? -pregunto enfadada desde el otro lado. 

-Necesitamos ayuda -asegura Khalid-. Además, casi la meten aquí también, no dejaba de molestar a los guardias. 

Nubia refunfuña algo casi inaudible. 

-¿Tienes un plan? -pregunto agarrando los barrotes con fuerza y clavando mis ojos azules en los de Khalid. Si este chico tiene algo de valor, es hora de que lo demuestre. 

Él asiente en respuesta. A pesar de ello, no confío en la mirada que me dedican sus ojos. 

***

-Necesitamos la llave -digo mientras camino nerviosa por la "celda".  Voy hacia la pared del fondo y regreso de nuevo hacia la puerta, una y otra vez. El barro seco entre los dedos de mis pies, el barro húmedo bajo las suelas de mis sandalias provoca que pierda el equilibro en varias ocasiones, pero al menos me distrae de lo que sea que esté pasando fuera.

Me han dejado fuera del plan. No me han contado nada. En su lugar, se han largado, ellos dos, juntos, adentrándose en la oscuridad de la noche. 

Me alejo de la puerta de un salto cuando algo o alguien se estampa contra ella. 

-Lo siento -se disculpa Khalid entre bocanada de aire y bocanada de aire, parece que le falta el oxígeno. 

Me acerco a la puerta y escucho la llave entrar en la cerradura. 

-¿Cómo la has conseguido? -pregunto con gran curiosidad, aunque sé que no hay tiempo para explicaciones demasiado elaboradas. 

Khalid ni siquiera se molesta en responder, supongo que lo primero será estar a salvo. Salgo de lo que era mi celda y suspiro con pesadez, el aire se siente mucho más frío aquí fuera, y a pesar de que sé que estoy cubierta, literalmente, de barro, no puedo verlo.

-Eh, eh -lo llamo mientras extiendo el brazo para detenerlo cuando lo veo alejarse de mí-. ¿Adónde vas?

-Tengo que sacar a La Salvaje -explica mientras camina hacia otra de las celdas. 

-¿Qué es La Salvaje? -pregunto mientras lo persigo, intentando mantener el ritmo, algo cansada por no haber podido ni tan siquiera sentarme en todas estas horas. 

-Ya la conoces -asegura mientras señala con la barbilla al lugar, y apunta la pequeña antorcha hacia una de las celdas. 

-Oh... no, no, no -digo mientras lo agarro del brazo y tiro de él-. ¿Quieres que esa cosa nos mate? -pregunto mientras tiro con fuerza de su cuerpo. 

Consigo que se mueva, pero no lo suficiente. 

-¿Quieres que ellos te maten? -pregunta él en respuesta, soltando mi agarre y señalando las luces que nos llegan desde palacio. 

Trago saliva mientras niego. 

-No nos hará nada -dice mientras se quita un trozo de carne del cinturón de cuerda que lleva su vestimenta. 

Me llevo una mano a la boca mientras niego. 

-¿Lista? -dice mientras introduce la llave en la cerradura de la puerta del leopardo. 

Muevo la cabeza tan mínimamente en negación que él ni siquiera puede verlo en la oscuridad. 

Khalid toma mi mano y echa a correr, arrastrándome con él. 

-Tenemos que llegar a los caballos -dice mientras mueve la antorcha de un lado para el otro debido al trote-. Son más rápidos que los asnos. Y además están bastante lejos. 

Llevo tantas horas sin comer ni beber, sin sentarme, que mis pies parecen llevar atadas rocas. Pero la voz de mi madre retumba en mi cabeza «Gracias a Tutmosis I los caballos ganaron gran valor», me cuenta ella. 

-Corre más rápido -pide Khalid desesperado. 

Me agarro los bajos del vestido con fuerza mientras trato de acelerar el paso, mi cerebro martillea, no logro ver nada de lo que hay a mi alrededor mientras pasamos entre la especie de selva que rodea la piscina de palacio. Las ramas me golpean la cara y los brazos, creo que me arañan, me hacen daño, al igual que el vacío que siento en mi barriga. 

-¿Escuchas eso? -jadea Khalid mientras salimos de entre la maleza. 

Me concentro en los sonidos que flotan por el aire y llego a escuchar gritos en la lejanía. 

-¿Crees que estarán bien? -pregunto preocupada mientras nos acercamos a otro edificio de adobe, del que proviene un fuerte olor a excrementos. 

-Seguro que sí -murmura, volviendo a concentrarse en la misión de sacarme de aquí con vida-. Huele especialmente mal aquí dentro -se queja mientras pasamos al interior del lugar. 

-Cogeremos dos caballos, iremos más rápido así -dice mientras prepara las rudimentarias riendas y utensilios para ellos, aquellas que únicamente han sobrevivido en los murales con el paso del tiempo. 

-No sé montar a caballo -le explico mientras le ayudo a abrir la puerta de uno de los caballos. 

-Vale -responde rápidamente-. Entonces utilizaremos solo uno, pero tenemos que darnos prisa. Mucha prisa. 

Khalid prepara al caballo mientras yo me limito a sujetar la antorcha. Me siento muy inútil, quizás incluso más inútil de lo que me he sentido hasta ahora estando aquí. Debería ser capaz de planear mi propia huida, de librarme de esta, de volver a casa. ¡Sé más cosas que todos ellos! Y, aún así, parece que es imposible que pueda demostrarlo. 

-Te ayudo a subir -dice mientras me ofrece sus manos. 

-No voy a poder sentarme correctamente con este vestido -señalo hacia mí. 

-Rómpelo -ordena él. 

Le entrego la antorcha y me inclino, arraigo los bajos embarrados del vestido y tiro de la tela hasta crear una raja en uno de los lados. Me limpio las manos en la tela antes de agarrarme al caballo y que Khalid apague la antorcha en uno de los cubos llenos de agua. 

Nos quedamos totalmente a oscuras, lo que no me ayuda demasiado a subir a lomos del caballo, aunque al final lo acabo consiguiendo, después de que el caballo relinche en protesta. 

-Ayúdame -pide Khalid mientras engancha su mano con la mía, y tiro de él con fuerza para ayudarlo a subir delante de mí-. Agárrate con fuerza y pase lo que pase no te sueltes -dice antes de golpear el lomo del caballo, lo que provoca que yo dibuje una mueca. 

Sin embargo, no estamos solos a la salida. Los guardias ya han llegado hasta aquí, y me pregunto dónde está Nubia. ¿La han atrapado? ¿Ha tenido algo que ver con todo esto? ¿Era ella la que estaba distrayendo a los guardias? 

-¡Acelera! -grito, sin darme cuenta de que Khalid no entiende esa expresión. 

Los guardias, al ser más experimentados, consiguen montar a sus caballos mucho más rápido. 

Dirijo una mirada por encima de mi hombro, los caballos nos están alcanzando, los guardias de pelo rapado son muy hábiles. 

-Tienen arcos -le digo a Khalid mientras agacho mi cuerpo todo los que pueda, el caballo moviéndose de abajo hacia arriba bajo mi cuerpo, mis muslos doliendo más de lo que antes lo hacía mi estómago. 

Algo me golpea por encima del hombro, una de las flechas ha pasado por encima de mí y se ha clavado en el lado derecho del cuerpo de Khalid. 

-Quítamela -ordena. 

-¡No! -exclamo mientras me agarro con más fuerza a su cuerpo-. No debemos moverla, podría ser peor -explico, cerrando los ojos con fuerza, y siento como si me mareara. 


¡Hola! Me gustaría ver aquí abajo un montón de comentarios sobre los que creen que va a pasar. ¿Cuáles son vuestras teorías? 


LA HIJA DEL TIEMPO (ANTIGUO EGIPTO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora