-A ver, chicos -dice mi madre mientras abre su bolso y saca un documento que le entrega a Khalid, a pesar de que ni siquiera puede entenderlo-. Esto es tuyo -le dice, antes de tomarme de brazo y guiarme hasta un lado del salón.
-¿Qué es? -le pregunto a mi madre con muchísima curiosidad, puesto que apenas han pasado días desde que recibimos la respuesta de Charlotte Wolf.
-Un documento especial de viaje para refugiados -explica ella mientras dispara una mirada hacia Khalid.
Frunzo el ceño.
-¿Cómo has conseguido eso? -pregunto confundida, suponiendo que es un documento casi imposible de conseguir a no ser que se den una serie de situaciones muy especiales.
-Pues... tirando de contactos y con un cheque -admite avergonzada.
Jamás había visto a mi madre así, con la cabeza gacha, los ojos cerrados y negando con la cabeza mientras se avergüenza de sí misma.
-Pensaba que jamás sería de esas -confiesa con tristeza.
Paso un brazo sobre sus hombros y la abrazo durante un segundo.
-Y... exactamente, ¿cuál es la razón por la que es refugiado? -pregunto con gran interés mientras clavo mi mirada en Khalid, que estudia el papel en sus manos con cara de concentración, tal y como hace cuando él y yo nos ponemos a excavar con pinceles para encontrar restos de su civilización.
-Persecución de homosexuales -responde mi madre tranquilamente-. Ya sabes que es un grave problema desde 2017.
Trago saliva.
-Uno de los destinos más peligrosos de viaje para ellos -añado mientras recuerdo ver las noticias de los Países Bajos para que mi madre se sienta más como en casa, a pesar de que media pantalla está siempre ocupada por subtítulos en inglés para que yo pueda entender todo también. Desde luego, esas noticias no son publicadas en las noticias locales.
-No pensemos ahora en eso, ¿vale? -pide mi madre con pesar-. Tenemos cita para mañana para que nosotras dos podemos conseguir la VISA de turista -asegura mientras volvemos junto a Khalid.
-¿Me puedes leer lo que dice? -pregunta él amablemente mientras me extiende el documento escrito en inglés.
-Khalid Kamal... -hago una pausa y lanzo una mirada hacia mi madre-. ¿En serio, mamá? ¿Khalid Kamal? ¿K.K?
Mi madre se encoge de hombros inocentemente.
-Es mejor que Hussein o Mohamend -asegura con seriedad-. Créeme, cariño. Somos una familia procedente de Egipto. A los de aduanas no les gusta eso.
Bufo.
-Los de aduanas se pueden meter sus drogas y sus bombas por el culo -declaro con rabia-. Deberíamos de derribar barreras, no de crearlas.
Ella inclina la cabeza y Khalid nos observa, claramente confundido.
-No es momento de activismo, Valentina -aconseja ella-. Queremos que pase desapercibido.
Vuelvo a bufar, hasta incluso tres veces.
-En fin... Khalid Kamal -comienzo a decir, volviendo mi vista al documento-, te vas a Estados Unidos. Básicamente. Paso de traducir al árabe -declaro mientras le vuelvo a entregar el documento.
Me levanto del sofá y me dirijo a mi habitación, que ahora huele a él.
-¿Valentina? -pregunta mi madre mientras me ve marchar.
***
-Ya está bien por hoy -declara mi madre mientras irrumpe en mi habitación, abriendo la puerta de par en par-. Te he dado un tiempo, Valentina -señala mientras se sienta en mi cama-. ¿Qué pasa? -pregunta con expresión preocupada.
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LA HIJA DEL TIEMPO (ANTIGUO EGIPTO)
Teen Fiction4ª PARTE DE LA SAGA "LAS HIJAS DEL TIEMPO" Valentina Adams, de 19 años, viaja con su madre a una parte de Egipto para ayudarla en su expedición arqueológica. Val quiere seguir los pasos de su madre. Lo malo es que las tumbas suelen tener trampas y...