Cortos Haikyuu!!

Sakuatsu

Sakusa Kiyoomi amaba el aire en su cara, amaba el olor del mar, amaba navegar con su tripulación, explorar tierras, tal vez siempre ganaba mala fama, pero no importaba.

Lo que más le encantaba era cuando permanecía en mar, tal vez tierra firme aseguraba comida, tranquilidad y nada de algunos mareos, mas, el agua era tranquilizante, se hallaba alejado de todas las personas molestas; su tripulación no era el caso, todos convivían bien, buenas relaciones se encontraba, ninguno peleaba con otro, así era la embarcación de Sakusa Kiyoomi.

—Señor— habló Akaashi a su lado, el capitán miró a su primer oficial, quitando su vista del hermoso mar que lo rodea.

—Dime.

—Se ha visto un velero, no sabemos si tendrá a alguien o simplemente lo dejaron naufragando— comentó el de ojos azules, su capitán asintió.

—Nos acercaremos, si es que hay personas, las rescataremos, de lo contrario, simplemente lo dejáremos pasar— Akaashi se inclinó después de lo dicho por su capitán y se fue a informar a la tripulación.

El rumbo fue cambiado, su barco iba en dirección a aquel velero que parecía no estar habitado, varios pertencientes a aquella tripulación se preparon en caso de un montaje. Llegaron y solo vieron a una persona, su cuerpo era delgado, debajo de sus ojos se veían ojeras, su ropa estaba algo rota; "pobre chico", pensó Sakusa cuando lo vio, pidió que este sea llevado a su camarote, pensó que lo mejor sería que descansase en tranquilidad en vez de estar con los demás, quienes solían festejar ciertas noches, provocando que algunos no tengan un buen sueño.

Lo dejaron en su cama, Kiyoomi pidió unos trapos y comida para ese chico, su tripulación asintió y salieron en busca de lo pedido; Sakusa mientras, admiraba a chico, tenía el cabello rubio, su piel era algo morena, sus cejas no se asemejaban al color de su cabello, estas eran más oscuras, supuso que el chico era teñido, sus labios no eran tan gruesos ni delgados, pero sí tenían un color blanco. Los trapos llegaron, al igual que la comida, este dejó la bandeja a un lado y comenzó a limpiar la cara del chico, su mano se movía con delicadeza, como si tocara un preciado tesoro escondido; quitó las prendas de aquél, escogiendo unas propias del capitán para que el rubio usase.

Pasaron un par de horas cuando el chico abrió los ojos y se dio cuenta que ya no estaba en su velero, intentó levantarse, pero no tenía fuerzas, soltando un pequeño quejido, el cual fue escuchado por la persona que se encontraba allí.

—Despertaste— musitó, acercándose al chico y contemplando los ojos miel de este— ¿Quieres algo de comer?— el chico negó con un poco de miedo, mas, su estómago dijo lo contrario con aquel gruñido que dio— Veo que no es así— rio Sakusa, acercó el plato preparado anteriormente por su chef, el chico lo miró con desconfianza, pero luego aceptó comer, comprobando aquella comida era deliciosa— ¿Cuál es tu nombre?

—'chumu— dijo mientras comida se hallaba en su boca, Sakusa lo miró un poco molesto.

—No se habla con comida en la boca— habló en un tono que demostraba molestia, el rubio rio.

—Atsumu, Miya Atsumu— contestó tragando lo que había en su boca— ¿Tú?

—Sakusa Kiyoomi— respondió, Atsumu asintió, probando otro bocado de aquella comida.

—¿Dónde estoy?— consultó, admirando el interior de aquella habitación, no era tan simple, pero tampoco tan lujosa.

—Bienvenido a mi nave, soy el capitán y ahora te encuentras en mi camarote— contestó ante eso...

Atsumu, con el paso de algunos días, se fue reponiendo, su cuerpo fue tomando más peso, sus ojeras fueron desapareciendo, sus labios volvieron a tomar un color rosado, se sentía con más ánimo y energía; Sakusa mientras, aún mantenía al rubio viviendo en su camarote, según él "aún no estaba bien".