Osasuna

343 22 3
                                        

—Pero yo no quiero casarmeeee... —dijo Rintarou, arrastrando la última palabra pronunciada.

—No es cosa de que quieras o no, es por el bien de la reputación familiar— contestó su madre. 

—Me importa un carajooooo.... —nuevamente arrastró la palabra aquel llamado Suna Rintarou.

—Rintarou, comportate, no eres un niño.

—Tengo 23 años— se quejó el de ojos verdes.

—Edad suficiente para casarte; mientras más joven se sea, mayor prosperidad se tendrá.

—¿Eso le sirvió a la abuela? Que se casó a los 14; ¿o a ti? Que te casaron a los 16— reclamó con el ceño fruncido, su madre asintió.

—Claro mi niño, no ves que tu abuela es feliz con mi padre; y que yo estoy de maravilla con tu papá.

—¿De maravilla le dices al engaño que tuviste a los 28? ¿O a los golpes que recibía la abuela a los 15? ¿O el temprano embarazo de la abuela siquiera le llegó la menstruación? —su madre no habló.

—Vamos, esta niña será lo mejor para ti.

—Por favor, la chica tiene 17.

—Perfecta, mientras más pequeña, más pura.

—Pura y una mierda. Número uno, le están quitando su libertad; número dos estás negando mi sexualidad; número tres, ya no tienes derecho sobre mí.

—Hijo, tu padre y yo estaremos por sobre ti hasta que te cases, de ahí en adelante comenzarás tu vida solo, y nos vas a extrañar.

—Mira, no me casaré con esa niña; pero, si me comprometes con un hombre, porque conoces mi sexualidad, no te reclamaré, no me negaré, no haré un alboroto. Solo, por favor, deja que esa niña termine de crecer y sea libre— su madre lo miró de pies a cabeza, suspiró y asintió.

A la semana, el compromiso con esa pequeña fue roto, ambos involucrados estaban feliz de ello. Al día después de avisar el rompimiento del trato, llegó la madre de Rintarou anunciando que ya había encontrado un candidato, el de ojos verdes suspiró y aceptó sin rechistar...

Cuatro meses después, todos los familiares y amigos por parte de los dos comprometidos estaban presentes, presenciando aquel juramento que se ha de hacer de corazón.

—Acepto... —respondió Rintarou sin ganas. Celebraron, aunque sabían que no había amor...

La fiesta fue tranquila, el de ojos verdes no miró en ningún momento a su esposo, sino que a alguien que se encontraba en la lejanía y sin ánimos, que era consolado por dos personas; su mirada se cruzó con el alto de rulos que estaba junto a ese decaído chico, lo miró mal, con odio, enojo... ¿Por qué? Ni siquiera lo conocía...

—Osamu... —musitó el recién casado.

—Lárgate, suficiente daño le provocaste— contestó quien le estaba mirando mal.

—Omi, vámonos, ellos deben resolver sus asuntos— interrumpió el otro chico que estaba a un lado.

—No voy a dejar a Osamu solo, necesita nuestro apoyo— respondió.

—No me importa, nos vamos de aquí, un puto carajo si te gusta y no quieres que Rin lo vuelva a lastimar— volvió a hablar; este chico era rubio y de ojos miel, su físico era similar al de Osamu, claro, Rintarou sabía que eran gemelos.

—Y así como te importa una puta mierda mis sentimientos, a mí también me importa un carajo eso de irme de aquí.

—¡Kiyoomi!, no tenemos voto ni opinión aquí, mucho menos tú; Osamu no se va interesar en ti porque demuestres preocupación en él, ahora vámonos carajo— el de rulos tragó; el rubio se fue, aquel tal Kiyoomi lo siguió sin musitar algo.

—Osamu...

—¿Era mentira? Esas veces que me decías te amo, ¿era mentira? —Rintarou negó—, ¿y por qué te casaste con ese idiota?

—Por obligación... 'Samu, escúchame, hice un trato con él, cuando pase un mes después de esto, nos divorciaremos; él tiene a alguien esperándolo, y yo te quiero a ti... mas, no sé si aún te tengo...

—Siempre me tendrás, mi corazón siempre latirá por ti— Rintarou sonrió tiernamente.

—No puedo besarte, pero en un mes volveré por esto— dijo quitándose un collar que ha usado desde que tiene memoria—, aunque, si ya fue muy tarde, puedes regresarlo antes— Osamu tomó aquello y asintió, en vez de guardarlo y para luego dejarlo en un lugar seguro; se lo colocó, dejó que aquel collar descanse en su cuello.

—Solo te pido y espero, que yo jamás salga de aquí— dijo apuntando el pecho de Rintarou, este asintió con una sonrisa.

No volvieron a verse después de ello; Rintarou tuvo que concentrarse en parecer un esposo feliz, cuando ambos estaban viendo el tema de divorcio. No dormían juntos, no eran cercanos, simplemente eran como amigos viviendo en el mismo hogar.

El mes pasó, en ningún momento hubo rastro de ese collar, eso le daba la seguridad a Rintarou de que aún tenía oportunidad. El divorcio sucedió, Suna finalmente fue libre del mando de sus padres. De inmediato se fue a un lugar, la casa donde vivía Miya Osamu; tocó tres veces, la puerta fue abierta por ese chico de rulos que se encontró en su matrimonio.

—Tú otra vez, ¿a qué vienes? ¿A cagar a Osamu que le costó demasiado superarte?

—Vine por él, así que sal de mi camino, no eres nada de él como para molestarme— Kiyoomi hizo caso, el chico tenía razón, solo era amigo de Osamu, nada más... —¡OSAMU! —gritó Rintarou al ingresar, un chico de cabellera gris se cruzó, mirándolo detalladamente.

—Rin... Estás aquí... Significa que...

—Sí 'Samu, me divorcié, soy libre, podremos ser uno ahora, tú y yo— Osamu sonrió, besando la mejilla de el más alto; Kiyoomi, quien observaba, suspiró.

Cuatro años después, Rintarou y Osamu se casaron, ambos eran felices, ambos lo desearon, ambos lo esperaron, Rintarou ya estaba lejos del dominio de sus padres, y Osamu podía decir con libertad que amaba con el alma a Rintarou, y no por el dinero que tenía su familia.

Ambos demostraron su felicidad en todo momento, los únicos descontentos con esto eran sus padres, pero que se pudran, ahora Rintarou era feliz y nada podía ser mejor. Osamu aún conservaba ese collar que hace años Rintarou le confió, era una pequeña muestra de que él era parte del de ojos verdes.

—¿Y? ¿Ya me darás la oportunidad? —preguntó Atsumu a Kiyoomi, observando como los recién casados cortaban el pastel.

—Cállate imbécil— respondió el de rulos, apretando el agarre de manos que formó Atsumu.

Cortos Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora