Miya four

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-Me quiere...- decía Osamu mientras preparaba un onigiri, su hermano lo miraba dudoso, tal vez ya se había vuelto loco- ... No me quiere- volvió a soltar el gemelo, dejando de lado el onigiri anterior y preparando otro.

-¿Eso no se hace con las flores? Ya sabes, quitando pétalo por pétalo- interrumpió Atsumu dudoso, conocía la costumbre de aquellos enamorados que mataban a las pequeñas flores solo para saber, según el destino, si aquellos a quien amaban les correspondían.

-Cierra la boca- regañó Osamu, dejando el onigiri recién preparado a un lado, y nuevamente, preparando otro- ... Me quiere...-.

Después de un rato, Atsumu acariciaba la espalda del cocinero, mientras que este miraba fijamente los onigiris y aquel bowl que antes contenía arroz, estando ahora vacío.

-Ya ya, si te quiere, si hasta se casó contigo- consolaba el rubio, mientras que el gemelo no quitaba los ojos de sus onigiris.

-No, no me quiere, los onigiris lo dijeron, Rin no me quiere...- contradijo su hermano, Atsumu rodó los ojos, sin dejar de acariciar la espalda de su gemelo.

-No seas idiota, claro que te quiere- reafirmó Atsumu, Osamu lo miró mal, saliendo de la cocina hacia fuera de la tienda; una vez volvió, le dio una pequeña flor al rubio.

-Intentalo- dijo firme.

Kiyoomi y Rintarou entraron a la tienda de Osamu, y al ingresar, vieron a los dos gemelos mirando sus anillos fijamente, esperando una respuesta de aquellos objetos inertes.

-¿Qué mosquito les pico?- soltó Kiyoomi al ver a su esposo tan tranquilo junto a su cuñado, sin alguna pelea con la que suelen topare siempre.

-Ya no nos quieren...- soltaron ambos, haciendo que los recién llegados queden más confundidos que antes.

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