Sakuatsu

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Los omegas dominantes, a diferencia de los alfas dominantes, no son muy recurrentes. De una familia dominante se esperaba siempre un alfa, y esa casta era la que terminaba naciendo.

Debido al pequeño porcentaje de omegas dominantes en el mundo, estos, al momento de nacer, son ya comprometidos con algún alfa dominante que desea tener a alguien de su mismo nivel.

Miya Atsumu, para su desgracia, nació como omega dominante; su gemelo, en cambio, es un alfa normal. Atsumu, el mayor de ambos, está comprometido con un alfa que es diez años mayor que él. Le rogó a su familia no acercarse a él en el momento de la llegada de su celo, y solo lo cumplieron debido a que él aseguró que, a sus diecisiete años, dejaría que ese asqueroso alfa lo marque y reclame como suyo.

—Te pasa por quitarme el gen dominante— soltó Osamu luego de la fiesta de cumpleaños número dieciséis de ambos.

—Tengo miedo, Osamu. No quiero que ese tipo me toque— murmuró con terror Atsumu. Osamu se levantó de su lugar y fue a abrazar a su hermano.

—Me encantaría hacer algo para ayudarte.

—Te asesinará si tan solo me alejas de él. Odio haber obtenido el gen dominante, odio que mi casta sea omega. ¿Por qué no pude ser un alfa como tú? Se supone que somos gemelos.

—Y la familia de nuestro padre es un caos. Esto es culpa de la ascendencia de él, muchas mezclas terminaron en esto.

—Esos vejestorios nos condenaron— soltó con una leve risa Atsumu, su hermano copió aquello. —¿Ya tienes pensado con quién te casarás?

—A diferencia tuya, a mí no me piden una pareja tan pronto.

—A diferencia mía, tú puedes elegirla, yo estuve condenado desde mi nacimiento.

—Es asqueroso que sea diez años mayor que tú, desearía que al menos sea un alfa de tu edad. Ahora el decrépito tiene veintiséis y está, desde que tiene veinte, dispuesto a tener sexo contigo.

—No me lo recuerdes.

Osamu miró la gran ventana que estaba en la habitación. Amaba la noche, era una de las vistas de las cuales jamás se aburrirá. Le dirigió una mirada a su hermano, aquel que está aterrado por dentro.

—Coge con otra persona. —soltó, Atsumu lo miró confundido— Antes de los diecisiete, haz que otra persona te robe tu virginidad. Ese imbécil solo desea ser tu primera vez, no le gustará saber que otra persona se anticipó; romperán el compromiso cuando se enteren sus padres. No te casarás con él.

—¿Y si no es cómo dices?, ¿y si la otra persona me marca?

—Eres un dominante, puedes controlar tus feromonas para alejarlo cuando quiera marcarte.

—Tengo miedo de que esto no funcione.

—No hay otra forma, te casarás a los dieciocho, pero a los diecisiete tendrás la marca y, tal vez, un embarazo...

Atsumu bajó la mirada, dejó que las lágrimas que tanto retenía puedan salir. Estaba aterrado, le resultaba asqueroso saber que alguien que no quiere tocará su cuerpo y hará lo que desee con él, sus feromonas no funcionan contra las de un alfa dominante, no puede alejarlos, ellos son más fuertes que él. Otra vez su hermano lo abrazó, él solo se dedicó a llorar aquella noche, una noche donde debía ser felicidad para ambos, aunque solo reinaba la tristeza.

Odiaba su casta, odiaba a sus padres, odiaba a los alfas (menos Osamu), se odiaba a él; nunca quiso ser lo que es, nunca amó ser un maldito omega. Toda su vida fue criado para servir al asqueroso tipo con el cual lo comprometieron, toda la vida le enseñaron a no revelarse, como si él fuese solo un sirviente para ese alfa dominante. Osamu lo ayudaba a controlar sus feromonas, su gemelo se ofreció a ser muñeco de pruebas para que Atsumu sepa cómo controlarlas mejor y alejar o acercar alfas; ama a Osamu con su vida, es la única persona que no lo ve como un omega, sino que como un igual.

Cortos Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora