Washikomo

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Komori es fiel a su creencia y opinión de que las personas, una vez que se van de tu vida, no deberían volver ni se les debe dejar nuevamente ingresar a su vida.

Él perdió a muchos de sus amigos conforme crecía, y mientras más perdía, más se aferraba a su creencia, ¿por qué? Ni él lo entendía. Tal vez era porque se enteró que uno de sus amigos siempre habló mal de él, o porque su mejor amigo era un maldito envidioso que le deseaba el mal; o también, porque la chica que le gustaba a los 12, apareció nuevamente en su vida a los 15, y la relación que comenzaron a llevar fue una de las peores en el mundo.

Él creía demasiado en ello, e incluso, muchas veces se lo repitió a su primo, quien terminó siendo dañado al no escuchar a Motoya.

—Te lo dije, no es el mismo Ushijima al cual dejaste entrar a tu vida en secundaria, despierta Kiyo, una vez que las personas se van no deben regresar, te dañarán más de lo que estás ahora— repetía, Sakusa solo lo ignoraba, no prestaba la suficiente atención cuando Motoya salía con esas ideas, aunque, lo que sí hacía, era contradecirlo.

—Wakatoshi ya no está en mi mente, fin del asunto, además, ni siquiera me dañó como dices.

—Miya está en tus pensamientos, Kiyoomi, el campamento ya terminó, no lo volverás a ver, ya está, fue pasajero.

—¡CIERRA LA BOCA!

Desde ese día no volvió a cruzar palabra alguna con su primo más allá del voleibol; Komori se sentía fatal, nunca pensó que, de todas las personas, su primo sería una de las que se alejaría de él, ¿por qué lo hizo? Motoya solo le recalcaba y demostraba el daño que se haría...

Conoció a Washio Tatsuki por casualidad en un partido de voleibol, admiró como este jugaba, la forma en la cual se desplazaba y desempeñaba, su mirada al momento de rematar o bloquear; era divino y magnífico. Su primer pensamiento fue hablar con Kiyoomi, pero el segundo lo detuvo, repitiendo en su mente "ya no está con nosotros, si le hablas sufrirás", podía ser su primo, sin embargo, tenía razón, muchas personas que dañan nuestra integridad son familiares, Sakusa Kiyoomi no sería una excepción de ello.

Se mantuvo unos meses en contacto con el moreno, lo hacía sentir nervioso, pero al mismo tiempo, enamorado; fue un amor de preparatoria que tuvo, del cual, nunca pudo confesarse, ya sea por razones como la vergüenza o la lejanía que ambos tenían.

Cerca del Torneo de Primavera, su comunicación con aquel integrante de Fukurodani se fue cortando, llegando al punto en el cual ya ni los buenos días se daban, de amigos pasaron a desconocidos concentrados en el voleibol; a Komori le dolió perderlo, Washio fue una persona que, a pesar del poco tiempo que permaneció en contacto con Motoya, se ganó un gran cariño por parte del castaño, y esa razón fue por la cual a Komori le costó superarlo. Veía siempre si estaba activo, si alguna publicación aparecía por sus redes; parecía un maldito acosador, pero Komori simplemente no podía superar su ida, su lejanía, el mero hecho de no volver a hablar jamás. Tatsuki era una de las personas a la cual Motoya quería de vuelta en su vida, aunque, tampoco aceptaría el que haya vuelto, porque no todo acaba bien cuando las personas vuelven. Eso creía.

—Estoy saliendo con Miya Atsumu... —escupió su café al escuchar esas palabras salir de los labios de su primo. No, estaba mal, las personas no debían volver, Kiyoomi no debió volver a dejar que ese rubio de cuarta ingrese a su vida...

—¡TIENES QUE TERMINAR CON ÉL, TE VA A DAÑAR! —gritó preocupado, Kiyoomi de inmediato le dio una mirada para nada agradable, una que tal vez era capaz de quemar el mismo hielo.

—No eres dueño de mi vida, y tú no entiendes lo bien que me hace sentir Miya, estúpido miedoso.

Komori no era un miedoso, era un precavido, no dejar que las personas vuelvan era sinónimo de querer protegerse, Sakusa estaba equivocado, siempre lo estuvo a ojos de Motoya.

Cortos Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora