Sakuatsu

119 7 0
                                    

—Finalmente, terminó falleciendo en los brazos de su princesa amada, pero no había rastro de tristeza en su rostro, no, en sus últimos segundos d.e vida solo pudo colocar una pequeña sonrisa, esperando a que su amada pueda ser feliz... —finalizó cerrando su cuaderno y observando a los niños que lo rodeaban; muchos estaban sorprendidos, mientras que otros lloraban.

—Pero Sakusa-san, todos los libros tienen finales felices, ¿por qué el que tú creaste no? —preguntó una niña que quitaba con cuidado las lágrimas que caían de sus ojos.

—Quería reflejar la vida, no se nos suelen presentar finales perfectos, no todo es justo para muchos. Solo es una pequeña realidad que puede suceder, porque además, como ustedes escucharon, el chico era pobre y la familia de la princesa no lo quería, es casi imposible que por arte de magia lo acepten y vivan felices— respondió el de rulos, dejando el cuaderno a un lado y yendo a abrazar a aquella niña.

Todos los pequeños niños aprovecharon aquello y fueron a abrazar al de lunares, lo querían, lo apreciaban, siempre los visitaba en el orfanato y compartía con todos, les regalaba cariño, que era lo que muchos deseaban.

Se despidió de todos, asegurando que volvería al día siguiente, como siempre suele hacer...

—Ya llegué— musitó al ingresar a su hogar, nadie lo recibió...

Cerró la puerta y se acercó a la pequeña mesa de centro ubicada en la sala, tomó el marco de una foto que ahí había y la abrazó con fuerza.

—Te extraño, no sabes cuánto me haces falta— dijo comenzando a sollozar.

Aún recordaba su rostro, ese cabello rubio mal cuidado, sus bellos ojos miel con el pequeño brillo en estos, la suave piel de este; recordaba su voz animada, siempre frente a él fue alguien energético y cariñoso, aunque con otras personas era serio y tosco.

El día que lo perdió aún se instala en su mente, ha tenido varias sesiones con su psicóloga, sin embargo, no puede superar todavía su partida.

Ellos solo caminaban tranquilos, vivían su amor, eran solo ellos... O eso creían. Los homofóbicos están en muchos lados, y lamentablemente se habían cruzado con unos. Comenzaron ignorando los insultos, lo que conllevó a que los otros se enojen y comiencen a golpearlos; Atsumu se interpuso entre ellos y su pareja, peleaba a la par solo para protegerse.

Los chicos habían sacado un arma, apuntaron a Kiyoomi y comenzaron a tirar su odio con más palabras, ninguno de los dos se movían, para evitar que el contrario jale del gatillo. Las personas son horribles, creyendo que su punto de vista es el correcto, y lo que piensan hacer también lo es. Sonó el arma, dispararon en dirección al de rulos, pero él no recibió nada... Miya Atsumu se colocó en medio, recibiendo la bala en el corazón.

Los involucrados en aquel asesinato se fueron sin dejar rastro, Atsumu cayó en brazos de Kiyoomi, este último acariciaba su cabello y suplicaba, con lágrimas, que por favor siga viviendo, que no lo deje solo...

—Atsumu, amor, no te vayas, espera un poco... —pedía entre sollozos, ni siquiera podía ver con claridad, las lágrimas se lo impedían.

—Omi, prometeme que... que no dejarás a l-los niños solos, y recuerda que te amo... —podía siquiera hablar Atsumu, Sakusa asentía sin quitar su mano del cabello del contrario.

—Yo también te amo, pero por favor, no te despidas, no quiero perderte...

Atsumu le colocó una sonrisa, sonreía a pesar del horrible momento en el que estaban, sabía que cada vez que hacía eso, Kiyoomi se relajaba un poco, y eso quería, calmarlo.

Fue doloroso que su novio falleciera en sus brazos, lo tuvo muy cerca de sí, sin embargo, no pudo ayudarlo, no pudo hacer que lograra seguir con vida. Lo perdió, se fue parte de su vida con él; en la vida logró amar a alguien a tal punto como lo hacía con Atsumu.

Cortos Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora