𝟏𝟖

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Después de clases, fui a la casa de Akane, no fue muy difícil encontrarla ya que había visto en los pensamientos de Yumehara su dirección.

Así que sin más toque el timbre de su casa.

—Buenas tardes —vi que todavía tenía su pijama y se estaba frotando los ojos. — ¡¿Eh?! ¿Saiki kun...? —se exaltó.

—Hola.— fue lo único que le dije.

—Pasa... Al fin y al cabo yo también he pasado a tu casa.—ella se estaba haciendo a un lado.

—Perdón por el desastre, no me ha dado tiempo de limpiar y mis padres nunca están en casa.—me dijo mientras estaba subiendo las escaleras.

Vi como entraba al parecer a su cuarto y se tiraba en la cama. Por suerte tenía una silla a lado de la cama.

—Ten te traje esto. —le extendí unas flores moradas, rosas y amarillas.

—Gracias... ¿Podrías ponerlas en agua? por favor. —me pidió su cara están muy roja pero no creo que fuera por que estaba sonrojada.

Agarre tres floreros que estaban en su ventana y las puse ahí.

—Dime... ¿Por qué estas aquí? — me dijo mientra me veía de reojo.

—En la escuela todos estaban normales, pero la única que faltaba eras tu. —agarre asiento a lado de su cama.

~ 𝙰 𝚌𝚊𝚜𝚘... ¿𝙻𝚎 𝚙𝚛𝚎𝚘𝚌𝚞𝚙𝚘?~

—Gracias... Por venirme a visitar pero no me encuentro bien...me dio un resfriado y tengo temperatura — me dijo señalando el trapo que tenía en la frente.

—¿Quieres que me vaya? — le pregunté mientras ligeramente me levantaba.

—No... —me detuvo poniendo una mano sobre mi pierna la cual alejó rápidamente.

—Esta bien...— vi que quería ponerse el lado mas frío del trapo pero se le dificultaba así que le ayude.

—Gracias... Y dime ¿cómo están todos? —se movió y se quedó mirándome.

—Pues... Todos estaban con sus historias arrogantes. Sobre todo Kaido. — le dije ella esbozó una sonrisa.

—Creo... Que se me subió la temperatura. —se movió mas de su cama y quedo un espacio sobrante. — Saiki kun... Acuéstate a mi lado ¿Si? — ~ 𝚎𝚜𝚝𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚋𝚒𝚎𝚗, 𝚗𝚒 𝚎𝚗 𝚖𝚒𝚕 𝚊ñ𝚘𝚜 𝚖𝚎 𝚊𝚝𝚛𝚎𝚟𝚎𝚛í𝚊 𝚊 𝚑𝚊𝚌𝚎𝚛 𝚎𝚜𝚝𝚘~ yo solamente me acosté sin decir nada.

Ambos quedamos viéndonos frente a frente.

—¿Alguna vez te han dicho que tus ojos son hermosos? ¿Saiki Kusuo ? — paso su mano por toda mi cara.

Siendo otra persona la alejaría, pero con ella todo era diferente.

—No... Y dudo que lo hagan. — pase mi mano por su mejilla, imitando su acción.

–Pues... Tus ojos son muy lindos, inclusive con esas gafas verdes. —me sonrió acercándose mas a mi cara.

—Y yo, puedo ver esos ojos rojos más hermosos que un rubí, siempre que quiero. —igualmente yo me estaba acercando a ella.

Nuestro respirar se hacia presente, nuestras narices rosaban. Parecía que estábamos muy lejos, cuando en verdad lo único que hacíamos era acercarnos más, como si tuviéramos una atracción mas grande que la luna y la tierra.

—Saiki kun... —si antes estaba roja ahora lo estaba más.

—Akane... —yo también creo que estaba sonrojado.

Ibamos a unir nuestros labios, pero alguien tocó el timbre.

~ ¿𝙳𝚎𝚋𝚎𝚛í𝚊 𝚜𝚎𝚗𝚝𝚒𝚛𝚖𝚎 𝚖𝚘𝚕𝚎𝚜𝚝𝚊? ~

~𝙽𝚘 𝚕𝚘 𝚜é, 𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚢𝚘 𝚜𝚒 𝚕𝚘 𝚎𝚜𝚝𝚘𝚢.~

Rápidamente me pare de su cama y ella también. Ambos bajamos las escaleras y ella abrió la puerta. La causante de nuestra interrupción fue Yumehara.

—Hola, Ane— ~¡𝙴𝚑! ¿𝚂𝚊𝚒𝚔𝚒 𝚎𝚜𝚝𝚊 𝚊𝚚𝚞í?~ Vi que traía un pastel en sus manos.

—Nos vemos Akane — hice una reverencia y salí de ahí.

          🄰🄺🄰🄽🄴 🅃🄰🄺🄰🅃🄰

~ 𝚁𝚊𝚢𝚘𝚜... ¿𝙴𝚗 𝚟𝚎𝚛𝚍𝚊𝚍 𝚒𝚋𝚊 𝚊 𝚋𝚎𝚜𝚊𝚛 𝚊 𝚂𝚊𝚒𝚔𝚒?~

—Ane... ¿Que hacían saiki y tu?— puso una mano en su cara con una mueca traviesa.

—Nada... Solamente me vino a ver ya que me siento mal y por eso no asistí a clases.—me fui directo a mi cuarto no hacía falta que a Yume le dijiera por donde ir ya que se sabía el camino de memoria.

—Bueno... Si tu lo dices. — entramos a mi cuarto y me acosté en la cama al igual que ella.

—Hoy Kaido kun, se veía super guapo. —vi como extendía sus manos, como si quisiera tocar el techo.

—No es por obligarte ni nada... Pero ¿cuando le diras los que sientes?— le pregunté mirándole a la cara.

—El día en que tu sé lo digas a Saiki. —empezó a reír.

—Yume... Mejor quedate esperando. —empezamos a reír.

La tarde se nos pasó muy rápido y a la hora de que Yume se fue me sentí muy triste.

Mis padres casi no están en casa. Por lo cual yo me cuido sola, no tengo ningún problema con eso, ya que los entiendo. Pero aún así la soledad se apodera de mi.

Otra vez me volví a acostar en mi cama, pero vi en dirección hacia la ventana. Ahí estaban las flores que Saiki me había regalado. Casi lo beso, no culpaba a Yume, ya que eso era indicativo que aún no era tiempo.

Pero ahora estaba segura que yo era la unica chica que tenía oportunidad hasta ahora.

ᴅᴜʟᴄᴇꜱ ᴅᴇ ᴄᴀꜰÉ (ꜱᴀɪᴋɪ ᴋᴜꜱᴜᴏ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora