ᴅᴜʟᴄᴇꜱ ᴅᴇ ᴄᴀꜰÉ (ꜱᴀɪᴋɪ ᴋᴜꜱᴜᴏ)

𝟐𝟏

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Seguía con Akane en brazos, pero escuché algo provenir de la boca de Aiura.

—¿Qué? ¿Ese fue Saiki Kusuo? ¿Qué? Un segundo. — di un salto hasta llegar a la azotea nuevamente. —¡Desapareció! ¿Que esta pasando? — la observe.

—Aquí estoy. — ella volteó a verme.

—¡Dios mio! ¡Lo veo! — al parecer se asustó.

~ 𝙽𝚘 𝚕𝚘 𝚍𝚒𝚐𝚊𝚜 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚜𝚒 𝚏𝚞𝚎𝚛𝚊 𝚞𝚗 𝚏𝚊𝚗𝚝𝚊𝚜𝚖𝚊.~

—¿Cómo rayos hiciste eso? — me preguntó exaltada.

—No fue nada. Solo evité que cayera. — pero es imposible, escuche su pensamiento.

—¿No te vi irte antes? ¿Que haces aquí? — parece que no ha entendido todavía.

—Nada. Volví con la teletransportación. — ¡Teletransportación! Creo que he arruinado más las cosas.

—Y escucho tu voz. — le volví a explicar que era telepatia.

Después de las explicaciones, dijo que guardaría el secreto a cambio de un favor.

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~¿𝚀𝚞𝚒é𝚗 𝚎𝚛𝚊 𝚊𝚚𝚞𝚎𝚕 𝚗𝚒ñ𝚘? 𝙽𝚘 𝚙𝚞𝚍𝚎 𝚟𝚎𝚛 𝚖á𝚜 𝚜𝚞 𝚛𝚘𝚜𝚝𝚛𝚘, 𝚢𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚙𝚘𝚛 𝚊𝚛𝚝𝚎 𝚍𝚎 𝚖𝚊𝚐𝚒𝚊 𝚖𝚎 𝚍𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚝é.~

—¿Estoy muerta? — mire mis manos. Parecía que no. Estaba en la azotea de la escuela. —Al parecer estoy viva. — mire y ahí estaba Aiura.

—Despertaste. — ella se volteó hacia mí.

—Juro haberme caído del barandal. —me toque mi frente.

—¿Que dices? ¿No fue un sueño? — su voz sonaba muy nerviosa. —La banda ni siquiera está rota.

—Entonces... ¿Solo me desmaye? —le pregunté.

—S... Si. — frotó su mano en su nuca.

—Esta... Esta bien. — ~𝚊𝚕𝚐𝚘 𝚊𝚚𝚞í 𝚗𝚘 𝚌𝚞𝚊𝚍𝚛𝚊.~Me mordí ligeramente mi uña.

~ 𝙰ú𝚗 𝚜𝚒 𝚎𝚛𝚊 𝚟𝚎𝚛𝚍𝚊𝚍 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚖𝚎 𝚍𝚎𝚌í𝚊. ¿𝚀𝚞𝚒é𝚗 𝚎𝚛𝚊 𝚊𝚚𝚞𝚎𝚕 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚘? ¿𝙲𝚘𝚖𝚘 𝚖𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌í𝚊? ¿𝚀𝚞𝚎 𝚝𝚎𝚗í𝚊 𝚚𝚞𝚎   𝚟𝚎𝚛 𝚂𝚊𝚒𝚔𝚒 𝚊𝚚𝚞í?.~

—Akane. — ella está pasando de arriba para abajo su mano enfrente de mi cara.

—Lo siento ... ¿Dime? — salí de mis pensamientos.

—Antes de que te desmayaras, te pregunte que si querías ir a comer. — ella me extendió su mano, a lo cual acepté.

—Si. — me sacudi las partículas de polvo que habían en mi falda.

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~𝙰𝚑𝚘𝚛𝚊 𝚝𝚎𝚗𝚍𝚛é 𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛𝚕𝚊 𝚊 𝚝𝚘𝚍𝚊 𝚌𝚘𝚜𝚝𝚊.

𝚂𝚎 𝚚𝚞𝚎 𝚖𝚎 𝚘𝚢𝚎𝚜 𝚂𝚊𝚒𝚔𝚒 𝙺𝚞𝚜𝚞𝚘.¡𝙰𝚢𝚞𝚍𝚊𝚖𝚎 𝚊 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛𝚕𝚊!~

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~ 𝙴𝚜𝚘 𝚗𝚘 𝚖𝚎 𝚕𝚘 𝚝𝚒𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚍𝚎𝚌𝚒𝚛.~

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—Y dime... ¿Que te gusta comer?— la miré.

—En realidad solo las malteadas y el ramen. — vi como se hacía pequeños trazos por su mejilla.

—¡Bueno! Que te parece si vamos por una malteada. — no espere a que respondiera, y la agarre de su mano.

Íbamos corriendo hasta que se le salió el zapato y se quedó pasmada en medio de la calle, ya que venía un gran camión.

—¡Akane! — le grite.

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~¿𝙰𝚑𝚘𝚛𝚊 𝚜𝚒 𝚟𝚘𝚢 𝚊 𝚖𝚘𝚛𝚒𝚛?~

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~ 𝙽𝚘. 𝚈𝚘 𝚎𝚜𝚝𝚘𝚢, 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚙𝚛𝚘𝚝𝚎𝚐𝚎𝚛𝚝𝚎.~

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Después de que gritara el camión se paró en su totalidad. Sabía que era el quien lo detuvo. Tanto como el conductor y Akane estaban en el suelo. Les mire su rostro y no tenían sus maracas de muerte.

—Vaya... Que día más raro. — se levantó ella, agarrando su cabeza.

~ 𝙴𝚕 𝚎𝚜 𝚖𝚒 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝚒𝚗𝚍𝚒𝚌𝚊𝚍𝚘. 𝙴𝚕 𝚊𝚜𝚘𝚖𝚋𝚛𝚘𝚜𝚘 𝚂𝚊𝚒𝚔𝚒 𝙺𝚞𝚜𝚞𝚘. 𝙴𝚜 𝚊𝚜𝚘𝚖𝚋𝚛𝚘𝚜𝚘. 𝚀𝚞𝚒𝚎𝚛𝚘 𝚍𝚎𝚌𝚒𝚛 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚜𝚝𝚘𝚢 𝚜𝚞𝚙𝚎𝚛 𝚎𝚗𝚊𝚖𝚘𝚛𝚊𝚍𝚊.~

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~ 𝙿𝚎𝚛𝚘 𝚢𝚘 𝚗𝚘 𝚝𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚘 𝚊 𝚝𝚒.
𝚈𝚊𝚛𝚎, 𝚢𝚊𝚛𝚎 𝚙𝚘𝚛 𝚏𝚒𝚗 𝚕𝚘𝚐𝚛é 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛𝚕𝚊. ~

Camine en dirección hacía mi casa. Por fin la pude proteger.