Pista de audio recomendada: Smells like teen spirit (1 hour loop)
Uno de mis capítulos favoritos, y lo dedico especialmente a maitusciara y -Nary-
El sonido de las hélices retumbaba en mi cabeza, mientras volábamos a casi siete mil metros de altura.
—¿Seguros de que no necesitarán que vuelva por ustedes?
Escuché la pregunta del piloto con ligera interferencia a través de un auricular.
—Totalmente —respondí, transmitiendo mi voz por un pequeño micrófono que se ocultaba bajo una coipa—. Gracias por traernos.
A pesar de que vestíamos ropa kiniana especial para el frío, nuestro equipo de comunicaciones, así como el de transporte, tenía que ser de tecnología humana debido a los fallos en la red energética.
—Nada que agradecer, muchachos, pero, si me permiten decirlo, venir a este lugar en un momento como este, es de locos. Además, esa ropa no se ve muy abrigadora. Si mueren allá, será culpa suya.
Kiva y yo nos dirigimos una mirada de complicidad. Él se puso de pie y abrió la puerta. Al instante, una ráfaga de viento gélido arreció contra nosotros, viento que apenas pude sentir a través de las prendas de flexometal térmico y equipo que vestía. Armaduras ligeras blancas de la UEE, equipadas con capucha, coipa y un visor para proteger los ojos.
—Disfrute de la paga, y no diga nada —reclamó Kiva, guiñando un ojo al piloto. Su voz también la escuchaba a través del transmisor.
Saltó al vacío, dejando al piloto boquiabierto. Era natural. No llevábamos paracaídas.
—¡Está loco! No será que ustedes... ¡Son de esos que...!
Me miró, buscando respuestas. Tal vez ya se había dado cuenta de que no éramos humanos. Le devolví la mirada, encogiéndome de hombros.
—No se lo diga a nadie —declaré, justo antes de imitar a mi maestro y saltar fuera del helicóptero.
Apenas estuve en el aire, me sentí diferente a cuando volaba. Sin usar las cuerdas de la realidad para sostenerme, una caída era sólo eso: caída libre.
Frente a mí se extendía una vista totalmente diferente. Montañas, la cordillera de los andes en todo su esplendor, acariciando las nubes, pintándose de naranja con los rayos de un sol de media tarde. Una vista hermosa, en medio de una horrible situación.
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Esclava de la Realidad 3: El Trono del Primero
ParanormalCinco años después de los eventos de Mundo Energético, Katziri se ha convertido en un miembro funcional de la Guardia Kiniana española. Entrenada por el mismísimo Maestro de la Realidad, Dios de la Justicia, deberá enfrentarse a nuevos retos que pod...