❀ Final ❀

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―¿Cómo que aún estás durmiendo? Amiga, tengo siete meses de embarazo encima, no me estreses, por favor —comentó Alisa, sosteniéndose el tabique de la nariz con dos dedos

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―¿Cómo que aún estás durmiendo? Amiga, tengo siete meses de embarazo encima, no me estreses, por favor —comentó Alisa, sosteniéndose el tabique de la nariz con dos dedos.

―No te preocupes, las alcanzaré a tiempo para nuestro almuerzo —respondió mientras intentaba ignorar las caricias de su prometido—. Las veo en un rato.

―De acuerdo, de acuerdo. Se supone que la meditación me ayuda a controlar mis cambios de humor, pero ayúdame también, Cam.

―Te quiero, amiga —entre risas colgó.

―No te vayas —se quejó Alessandro en el cuello femenino, seduciendo con sus besos.

―Te veré mañana en el altar, cariño mío.

―Es mucho tiempo separados. Podemos saltarnos a la luna de miel de una vez.

―Hemos estado juntos desde que nos reconciliamos. Podrás sobrevivir un día sin mí.

―Apenas. Por cierto, ¿ya me dirás dónde será nuestra luna de miel?

―No. Es sorpresa, señor Ward. —Le plantó en la boca un largo beso—. Me voy. Te amo.

―Si hoy es tu despedida de soltera, yo puedo ser tu estríper personal.

―Me encanta, contratado para la noche de bodas —rieron entre besos—. Te llamaré después, como sabes, almorzaré con mis amigas y luego compartiremos un pequeño viaje a Brighton, vamos a pasear y tener una cena deliciosa. Diviértete con tus amigos también. Me encanta que Nick y el doctor Chris formen parte de tu grupo.

―La pasaremos muy bien en el velero y sin duda, nos harán falta.

―Eres un dulce, amor —dejó el último beso y finalmente se despegó de la cama.

Ambos estaban muy ilusionados por su boda. Durante los últimos meses pudieron participar de los preparativos, ahora solo tendrían que preocuparse por relajarse antes del gran día.

Los lazos fraternos entre los amigos se afianzaron y se divirtieron, aunque Nick no dejó de llamar a cada momento a su hermosa novia embarazada para asegurarse de su bienestar.

Las chicas se enternecían y en más de una ocasión le dijeron que Alisa estaba en buenas manos, pasando momentos muy agradables. Sus actividades se centraron en caminar, comer, tomarse muchas fotos y disfrutar de la ciudad sin prisas y entre risas.

A diferencia de los caballeros que compartieron una tarde más movida en velero con champaña y refrescantes baños en el mar.

La vida se había equilibrado para obtener auténticos momentos de felicidad.

«Aunque mañana será nuestra boda, he tratado de cumplir mis votos desde el día en que empezamos a salir, y sé que tú igual, mi amor. Lo he hecho con todo mi corazón. Mañana solo lo reafirmaremos, lo sé. Te amo. No te estreses. Disfrutemos de nuestro día».

Ya no quiero rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora