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El sonido de un tono de llamada predeterminado, despertó a Wonwoo. 

Se movió con cuidado, intentando no despertar al moreno que afortunadamente no había escuchado el timbre. Contestó la llamada, sin siquiera ver el nombre del contacto debido al sueño y sus ojos casi cerrados. 

—¿Hola?—Su tono de voz era casi inexistente, y su garganta estaba seco como el escupo de una momia. 

—¿Wonwoo? Al fin contestas, joder.—Suspiró al otro lado de la línea el hermano menor.

—Estuve ocupado. 

—Sólo dime que estabas teniendo tango horizontal con Mingyu y lo comprenderé, no te preocupes.—Su tono de voz sonaba apagado y triste.—Lo siento, no han sido los mejores días. 

—Lo sé. ¿Cómo está el niño? 

—No muy bien... Jina es la que recibe las noticias de los doctores, pero en resumidas cuentas, le quedan a lo más unos días.

—Dios... Lo siento mucho.—Miró de reojo a Mingyu, suspirando un poco y acariciando sus cabellos desordenados. Sintió un dolor en su pecho, y pensó que era por la angustia de su hermano. 

—Bueno, tengo que irme. Voy a buscar algo de comer para mi y Jina. 

—Nos vemos, si necesitas algo, llámame. 

—Lo haré, adiós.

El sonido de la llamada cortada, hizo sentir todo aún más real. Su apetito mañanero del desayuno había desaparecido, y pensó que quizá, prefería sentir el dolor de las mordidas de Mingyu antes que ese en su pecho. 
Acarició el cabello del muchacho a su lado que parecía en paz y tranquilo. Las sábanas olían a él, y su cuerpo emanaba un calor abrazador. Kim era lo único que tenía bien colocado mientras el mundo se caía a pedazos para el azabache. 

Con cuidado, se escabulló entre las mantas y los flojos brazos del moreno. Lo abrazó con suavidad, y enterró su cabeza en el pecho de este mismo, apreciando los sonidos de su pecho y los movimientos de las sábanas. 

—Buenos días a ti también, pervertido. ¿Qué haces?—Susurró Kim, correspondiendo el abrazo y apoyando su mentón encima de la cabeza de Wonwoo, aún con pereza. 

—Nada...—Negó con la cabeza, suave y modesto. Apretó el agarre sobre la espalda del castaño, sin darle la cara. 

—¿Pasó algo? No te reíste por lo que dije y eso es una muy mala señal para mi.—Sonrió levemente, separándose para mirar a Wonwoo.

—No es nada, me llamó Bohyuk, y ya. No quería despertarte, lo siento. 

Kim sonrió, besando los labios de Wonwoo. No quería que hablara más ni que se lamentara. 

—Despertar contigo es mejor que nada. No te disculpes.

—Okay. Estaba por ir a preparar el desayuno. 

—Oh no, quiero conservar mi cocina como está. Yo lo haré.

Abandonó la cama, dejando a un Jeon completamente varado con sus pensamientos. Y varias cosas lo atacaron como bombas cuando la habitación vacía lo hacía sentir incluso más preocupado que antes. 

« ¿Mamá sabrá de todo esto? ¿O será otro secreto de Bohyuk como toda la vida lo ha hecho? 
¿Por qué me siento fuera de lugar? Debería ir a comer con Mingyu. »

Su garganta picaba, y quería simplemente quedarse ahí. 

Así que eso hizo. 

Se recostó, con la cara mirando hacia la ventana más cercana, sintió una brisa mañanera y refrescante gracias a que Mingyu había abierto la ventana. El visillo se elevaba, y los pájaros cantaban afuera. Cerró los ojos un segundo, pensó en que podría quedarse dormido nuevamente. Su mente iba a mil por segundo, incluso si no quería hacerlo. Un movimiento en la cama fue lo único que lo distrajo de su sueño. Suaves caricias en su cabello y una risita escondida por un suspiro. No se movió, sentía la calidez en esas manos y el cariño en esas caricias.

Dark Red.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora