El mundo era injusto.
Mingyu siempre lo supo. El día en que cumplió seis años. No sabía por qué lo recordaba tan bien. Era uno de los peores días de su vida. Uno que lo dejó marcado, uno que si ahora piensa en la actualidad, era demasiado para un pequeño niño como el de ese entonces.
¿Acaso alguien lo culparía?
Nadie le dio una advertencia de que la vida que le tocó iba a estar llena de ambigüedades.
Aquel día, fue el día en donde su familia tuvo la discusión más desastrosa justo el día en donde él se suponía que iba a ser el protagonista. Pero no. Sus dos lados de la familia decidieron ser egoístas, quitarle al niño todo lo que suponía su protagonismo y felicidad.
Mingyu presenció la pelea de sus dos lados de la familia, donde decidían si iba a ser un vampiro en esa sociedad, o simplemente un humano común y normal. ¿Debían sacarlo a la luz pública? ¿Debían tratarlo distinto? ¿Buscar ayuda? ¿Criarlo distinto?Sus padres tampoco se hicieron cargo. Hicieron lo que pudieron mientras varias opiniones de crianza les llegaban, opiniones que nadie había pedido.
Y Mingyu, salió influenciado por ellas.
A sus ocho años, cuando ya fue tomado como medio vampiro, hizo su primer amigo. Amigo el cuál lo tomó como una persona normal. Mingyu no había tenido ningún amigo en esa edad, era torpe con las personas.
Así que tener a alguien con quien jugar y disfrutar era un mundo que recién había descubierto. Hasta que claro, las personas tomaron una decisión conjunta, y los padres de aquel niño lo alejaron con la excusa de que no sabía cuando o como podría lastimarlo. Mingyu fue tomado como un monstruo.
Una monstruosidad que no debía salir de su hogar.
Cuando llegó a su adolescencia, tuvo más amigos, quienes encontraban su condición de medio vampiro algo cool. Cosa que era más pasable que la repulsión.
Consiguió una novia pasajera, y vivió su vida con plenitud luego de asumir que no era su culpa haber sido construido como una fiera necesitada de glóbulos rojos.Aprendió a la fuerza que el mundo lo iba a pisotear sí o sí.
Incluso si sabía que no era su culpa ser así.
Cuando llegó el momento de conocer a Wonwoo, que lo conoció con mucha indiferencia, como alguien normal. Ni cool ni monstruoso, supo que era una persona completamente apartada del universo. Como si fuese un sistema solar nuevo.
Jeon Wonwoo lo había tomado como una persona completamente normal. ¿Por qué? ¿Por qué no hizo preguntas hirientes ni sacó prejuicios desorbitados? Nunca lo entendió.Pero la podía agregar a una de las razones por las cuáles era la persona más importante para él en la actualidad.
Y debía demostrarlo.
—Quiero contarle a mis padres lo de nosotros.—Anunció Mingyu, sacándose los lentes y dejando encima la pluma que había ocupado para tomar apuntes de un informe.
—¿Hum? Vaya, al fin el medio vampiro se decidió.—Dijo Wonwoo, parándose de su asiento lejano al escritorio de Mingyu en las oficinas del moreno. Jeon llevaba sus lentes puestos como casi siempre, y se sentó encima del escritorio, con descaro.
—Hace mucho lo hice. Sólo buscaba la oportunidad oportuna para hacerlo.
—Al fin conoceré bien a los suegros.—Dijo con insistencia el azabache.
—Lo harás.
—Tu madre no me matará, ¿Verdad?—Dijo casi asustado el pelinegro, intentando ocultar el miedo en su voz.
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Dark Red.
FanfictionSentir miedo era normal. Pero no para Wonwoo. Un ser temerario, que tomaba riesgos y aventuras sin pensarlo demasiado. Astuto, perspicaz y cuidadoso, como un zorro, pero al mismo tiempo atrevido. Hasta que conoce al intimidante hombre de traje col...