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Llegaron más temprano que tarde. El atardecer estaba llegando a sus últimos momentos, y ellos ya estaban frente a la casa del azabache. Con la excusa de que quedaba cerca del bar. 

Los dos se bajaron del vehículo que Wonwoo había conducido. Abrió la puerta del domicilio, y mientras él lo esperaba, Mingyu tomó fotos del atardecer. Sonrió antes de adentrarse al ostentoso hogar. 
Wonwoo se había quitado todo tipo de prendas innecesarias, y los zapatos se los sacó de inmediato. 

—¡Mingyu! ¿Tienes hambre?

—¿De ti? Mucha.—Mingyu como siempre, se fue hasta donde estaba el azabache, quien se ubicaba con las puertas abiertas del refrigerador de dos puertas. 

—Muy gracioso, vampiro.—Rodó los ojos, y sacó comida para hacerse un sandwich. 

Kim se sentó en el taburete del mesón de la cocina, mirando a Wonwoo hacerse el tentempié mientras tarareaba una canción que oía en la radio de camino hasta donde estaban. 

Se sentó a un lado de Kim y el sandwich se fue achicando hasta quedar sólo migajas. 
Dejó el plato en el lavavajillas, y luego miró a Kim, quien no le quitaba los ojos de encima. 

—¿Eres una cámara acaso? No dejas de mirarme.

—Te ves lindo hasta comiendo un sandwich.

No respondió nada, se encogió de hombros, dio un leve carraspeo y desvió la mirada. 

—Te toca comer a ti. 

Subieron las escaleras a petición del moreno. Ya que pocas veces habían visto juntos el segundo piso de la casa. Se ubicaron en el estudio de Wonwoo. Una habitación amplia, paredes blancas y una de color azul. Estantes altos, amplios y con varios niveles. En estos habían desde libros hasta trofeos de deportes que el muchacho más bajo de estatura había ganado en tiempos de memorias. 
Explicó como los había ganado, desde béisbol hasta basquetbol. Deportes que terminó dejando después de la secundaria. Y sólo uno de los premios se veía más impresionante y ostentoso que los demás. Un premio transparente con grabados en él que llamó la atención del invitado en el hogar. Tenía su nombre en él, y poseía el logo de una institución. Supuso que de la universidad de Wonwoo.

—¿Te graduaste con honores en la facultad de administración de negocios? 

—Oh... Eso. Sí, déjalo donde estaba, siempre me avergüenzan con eso. No es la gran cosa.—Wonwoo se encogió de hombros mientras buscaba libros en sus estantes. 

—Vaya, no pensé que eras un cerebrito.—Rió bajo, dejando el premio con cuidado. 

—No pensé que esas cosas fuesen importantes para ti.—Con una sonrisa vacilona lo miró, sacando un libro que parecía demasiado específico.

—No lo es, pero es algo grande.

—Lo fue, sí.—Asintió y se acercó hasta el estante que estaba Mingyu, detrás del escritorio del lugar.—Vamos a la habitación, no hay nada interesante aquí.—Se encogió de hombros, mientras ponía su libro debajo del brazo. 

—¿Lo dices en serio?

—Claro que lo digo en serio.

—Pero si este sitio está lleno de tu vida.—Puchereó como un niño, y miró a Wonwoo. 

—¿No quieres comer?

Con eso lo había convencido. Salieron de la oficina, y Jeon cerró la puerta detrás de sí, empujando al más alto para dirigirse a la habitación que le pertenecía. Cerró la puerta nuevamente, y suspiró, dejando el libro encima de la mesita de noche. 
Mingyu se paseó por toda la habitación. Sonrió. 

Dark Red.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora