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Wonwoo despertó solo en la cama. 

Tenía una bandeja en una de las mesitas de noche, y una nota en una servilleta. El azabache estaba cansado, y no encontraba por ningún lado los lentes que había llevado al hotel específicamente para poder llevarlos siempre. 

—¿Mingyu?—Preguntó a voz alta, esperando que alguien respondiera en el baño. Pero nada. 

Revisó la servilleta luego de encontrar sus lentes en un mueble lejano de la habitación. 

"Te veré en el salón, vístete con lo que quieras, te amo. 
— Tu novio (futuro esposo probablemente)"

Wonwoo sonrió tontamente, y volvió a dejarse caer en la cama con los ojos cerrados. Aún estaba somnoliento, pero la sonrisa enorme en sus facciones no parecía querer irse. 
Soltó un respiro profundo, y con la fuerza de voluntad enorme, se levantó de la cama. 

Como siempre, se duchó, se vistió con ropas informales y comió el desayuno que su compañero le había dejado. Y sabía que Mingyu hizo lo mismo porque no estaban sus prendas que había planificado para abandonar el hotel. 
Así fue como llevó la llave sobrante de la habitación y salió. 

Estaba perdido. ¿Cómo mierda llegaría al salón sin ser detenido por cualquiera en el camino? 

Como pudo, bajó por las escaleras de emergencias, y buscó el salón que habían arrendado por un día y medio. Mingyu era el que había programado todo, junto a su padre. No sabía por qué había durado más de un día, ya que el evento de celebración duraba sólo una noche, quizá un día. ¿Por qué duraba más? ¿Por qué Kim gastó su dinero propio en algo como eso? Wonwoo no lo entendía. 

Pero abrió la puerta, un poco asustado debido a que traía un pequeño cartel de no molestar, y traía las cortinas cerradas. Tocó la puerta, y tan pronto como lo hizo una melodía provenía de la sala. Su ceño se frunció. Abrió la puerta como si no pudiese leer el cartel de no molestar. Se encontró con toda la sala iluminada, los rastros de la fiesta de anoche. Y un Mingyu con ropas informales. Lentes puestos, pantalones de jeans más ajustados y una camisa de rayas azules con blanco y una camiseta blanca debajo. La camisa estaba abierta, se veía extremadamente bien. 

—¿Qué es esto?—Preguntó Wonwoo cerrando la puerta grande blanca más grande de lo habitual. El salón tenía ventanales y un piso reluciente. Tenía pilares en algunas partes, y una iluminación grande y cálida. 

Wonwoo se sintió diminuto y Mingyu se veía lejos de él en el salón vacío con algunos globos levemente desinflados y las mesas plegadas a los lados de la habitación grande de eventos. 

—Una pequeña sorpresa.—Kim sonrió y extendió su mano. 

La música era lenta, suave. Podía palpar los instrumentos en una cadencia leve. No tenía letra, era como una orquesta hecha sólo para ellos dos. 

Jeon caminó, notando que no había nadie más que ellos dos en la sala. Mingyu quedó a centímetros de él, y tomó su mano sin dudarlo demasiado. La calidez retrataba lo agradable que era la presencia del medio vampiro a su lado. Irónicamente, se sentía más seguro a su lado de lo que en su vida se había sentido. 

—¿Preparaste esto sólo para esto? 

—Claro que sí, alteza.—Dijo Mingyu, con un tono burlesco.

—Oh Dios. Eres lo más cursi del jodido mundo.—Wonwoo sostuvo aún la mano de su pareja, y le sonrió ampliamente.—Gracias. 

—Aún no me agradezcas.

El medio vampiro, dueño de este pequeño momento, tomó la cintura del más bajo. Lo apegó a su cuerpo y lentamente empezaron a bailar. El viento, la música ensordecedora por la reverberación en las paredes. El eco de sus pies, las cortinas moviéndose por ellos creando giros y ademanes controlados en compases alegres. Wonwoo reía cuando Mingyu intentaba hacer maniobras distintas como hacerlo girar con una mano, o simplemente apretar tiernamente su cintura cuando la música sonaba más viva. Eran ellos dos en un salón que dejaba pasar rayos mañaneros de sol. 
La hermosa cadencia de la luz a través de la tela blanquecina de la luz solar. Los minutos de la canción llamando a que ellos siguieran bailando. Sus zapatos resonando y sus manos controlando todo el momento. Aquella pasión en los ojos de los enamorados, los rastros de la fiesta de anoche que ellos habían dejado atrás. 

Dark Red.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora