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Los siguientes días eran casi iguales. Aunque Mingyu estuvo uno de ellos en la oficina, y no se vieron hasta la noche. 

Último día de la convención, estaban orgullosos y contentos con todo lo que sucedía. 
Sus momentos quedarían en un recuerdo. 
Nada cercano más que abrazos amistosos surgieron entre ellos. Sin duda habían puesto una barrera extraña entre medio. Y la tensión aumentaba cuando los dos quedaban absolutamente solos. 

Estaban aprovechando el hotel, cenando afuera a solas debido a que era tarde y las personas no estaban. Tenía una piscina agradable, Wonwoo se atrevió a meterse, contrario a Mingyu.
Logró ver toda su figura cubierta con sólo unos shorts y nada más. El agua no estaba fría, perfecta para no congelarse durante esa tarde-noche. 

El sol finalmente se estaba escondiendo, Wonwoo tenía el pelo mojado, y estaban sentados al borde de la piscina con un plato de dos sandwiches bastante grandes. 

—El agua está deliciosa, deberías meterte.—Jadeó Wonwoo, secando su pecho. Sin notar que Mingyu lo miraba de reojo. 

—No lo creo.

Jeon se encogió de hombros sin darle mucha importancia. Se relajó y comió del sandwich. El silencio, el agua corriendo, los sonidos de la noche y la ciudad. Ninguno habló.

El edificio del hotel estaba a sus espaldas, las luces eran tenues, y todo callado. El pasto se veía oscuro, y las luces en la piscina dejaban reflejos en los ojos y cuerpos de ambos muchachos. 

—Creo que voy a la habitación ya...—Susurró Mingyu, sin haber siquiera tocado su sandwich.

—Pero no has comido.

—No tengo ganas.—Negó el castaño, tomando su móvil y sus lentes de sol que antes ocupaba. 

—¿Estás bien? 

—Wonwoo, deja de joder.

Jeon quedó perplejo, nunca lo había tratado así. Se volteó, incrédulo y completamente sorprendido. 

—¿Perdóname? 

—Deja de joder, dije.—Repitió sin vergüenza, colgando la toalla sobre sus hombros. 

—¿Qué mierda es lo que hice?

Se miraron unos segundos. Mingyu tenía los ojos brillantes, descollantes bajo las luces tenues. Y Wonwoo ni siquiera entendía la situación. 

—Nada, eso es lo que pasa. No haces nada. Pareciera que te importara una mierda tu salud. ¿No te preocupa que estés relacionándote con un jodido híbrido? ¡¿Por qué no te preocupas?! Tampoco te preocupa que pueda lastimarte, o que sienta otras cosas por ti. 

—¿Por qué debería? Eres una buena persona, no me has hecho daño, ni has abusado de mi al punto de dejarme seco como una figura de taxidermia. ¿No ves? Estoy perfecto. Además, si sientes otras cosas, no puedo hacer nada por ti.—Sus tonos de voz subían, y simplemente se miraron. 

—Lo sé, mierda, lo sé. Pero no quiero cometer una locura. 

—No lo harás. Y si lo haces, tengo un buen abogado para defenderme si me convierto en taxidermia.

Ambos se miraron, y aunque fue gracioso, ninguno de los dos rió. Wonwoo suspiró, mirando la piscina para evitar la mirada. 
Estaban cansados, habían sido días agitados. Y aunque haya pasado tiempo, parecían alejarse incluso más y estar más apartados que desde el inicio, cuando se conocieron. ¿Acaso eso tenía algún sentido? Era demasiado confuso. 

Jeon se levantó, dispuesto a decir algo, pero simplemente nada surgió de sus cuerdas vocales. 

Mingyu aprovechó el silencio, botó la toalla al suelo por inercia, y se acercó hacia el azabache, que con el pelo mojado se veían hebras incluso más oscuras. Pero cuando rodeó el sitio para acercarse, pasó demasiado cerca por el borde de la piscina, su pie se dobló en el borde de la piscina. Su peso le jugó en contra, y como si alguien lo empujara, cayó en el agua, perdiendo totalmente el equilibrio. 

Dark Red.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora