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A la mañana siguiente, el joven Jeon ya se encontraba en aquel avión, vestido con una camisa azul con rayas blanquecinas, pantalones cómodos y más holgados de jean, zapatillas blancas y unos lentes de sol sobre su cabeza puesto que el día estaba muy soleado. Con su mochila sobre su hombro y moviéndose entre medio de los pasillos atorados de gente intentando buscar su asiento, en la misma situación que él. 
Cuando alzó la vista, en la separación de las clases del avión, notó a un gran muchacho erguirse. Ahí estaba Kim, el joven esta vez vestía una camiseta holgada roja, completamente distinto a la primera vez que se habían visto. Sus pantalones eran de color negro, con rajaduras en las rodillas, zapatillas negras, un collar plateado y unos lentes de lectura sobre sus ojos. 
Al notar la lejana presencia de Wonwoo quien seguía buscando su asiento, se movió hasta él, atravesando las familias en la área económica, para ayudarlo y llevarlo hasta donde sí estaba su asiento. 

Al llegar a aquella parte del avión, ambos suspiraron y Mingyu dejó el bolso de Wonwoo en su sitio. Ambos se sentaron, teniendo una separación entre asiento y asiento. Era cómodo. Y pese que no era la primera vez que el joven de cabellos azabache viajaba en primera clase, sin duda se sentía bien que su compañero de viaje fuese el encargado de su viaje. 

—¿Cómodo?—Preguntó Mingyu en lo que abrochaba su cinturón, y miraba la televisión elegante que mostraba categorías de series y películas para aprovechar el largo viaje que les venía encima.—Y por cierto, no tienes por qué tratarme formalmente. 

—Bastante cómodo, y no lo haré, creo que ya somos suficientemente cercanos como para hablar informales.—Susurró el azabache, quitando los lentes de su cabeza y colocando sus brazos sobre los apoyabrazos. 

Tenían un pequeño panel de separación, asientos reclinables en ciento ochenta grados, una comida excepcional, bebidas alcohólicas y no alcohólicas, y una mesa más amplia que sin duda era una ayuda enorme. No tenían asientos expuestos frente a ellos, por último, pero lo más cómodo de todo, sus piernas y pies podían estirarse sin problema. 

Era sin duda, todo con clase para ser un vuelo tan largo. 

No mucho después, mientras ellos conversaban, el avión, que anteriormente estaba preparándose para despegar finalmente se movía para acomodarse en la pista. El despegue estaba a punto de realizarse. Las azafatas dieron las indicaciones de emergencia, y así fue como los dos aseguraron sus cinturones. Kim cerraba sus ojos cuando el avión temblaba por la velocidad que estaba ganando. 

Y Wonwoo pensaba sólo una cosa. 

«Seungkwan tenía razón, él odia los aviones. 
¿Debería hacer algo?»

El avión hizo ruidos, las azafatas se colocaron los cinturones en sus asientos correspondientes, y finalmente ambos chicos estaban aferrados a los costados de los asientos. 

Un minuto después, el avión estaba en el aire. La voz del piloto era clara, y los cinturones se podían desabrochar ahora. 

Wonwoo se relajó, suspirando y cerrando un poco los ojos. Dormir quizá era una buena opción en esos minutos. 
Kim en cambio, un poco nervioso, con las palmas sudadas y los respiros agitados, se acomodó bien en su asiento, extendiéndolo bastante para acomodarse. 


— • —


El vuelo fue ameno, quedaban tres horas de vuelo, capaz menos. Ya en ese entonces era bastante agradable. Wonwoo estaba hacia la ventana, así que tomaba fotos preciosas de las nubes y el sol que se asomaba por su ventana. Su compañero estaba moviendo su pierna impacientemente. Llevaba unos quince minutos así. 
¿Le estaba pasando algo? 

Dark Red.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora