Capítulo 16

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Cuatro días, ella lleva ignorándome cuatro días, y han sido una completa tortura. La realidad es que meé fuera del tarro y estoy pagando por ello. Gwendolyn no quiere hablarme, no contesta mis llamadas y me evita en cada pequeña oportunidad.

Todo el esfuerzo que he estado haciendo por nuestra amistad durante todo este tiempo se ha ido al demonio por culpa del alcohol y un estúpido sentimiento que podría llamar: celos.

Estoy desesperado por arreglarlo, por pedir disculpas hasta que haga efecto. Estoy volviéndome loco, nunca he estado tanto tiempo de mal humor y desanimado. Salir con los chicos no ayuda y beber ya no es lo que era.

Pero hoy voy a arreglar todo este asunto. Es viernes y tengo que ir a trabajar a la agencia de modelos de Ginger Hudson. Gwen no puede faltar a las sesiones de fotos. Así que no podrá huir de mí.

Detengo la moto en el estacionamiento del edificio y una absurda felicidad me invade al ver que el auto de ella ya está allí. Aprovecho que estoy solo y subo por las escaleras.

Al llegar al piso quince, me muevo entre las sesiones que se están llevando a cabo buscando a Gwen, pero ella no está a la vista.

—Oye, ¿has visto a Gwen? —le pregunto a uno de los chicos de utilería.

—Sí, ella y Ginger están en la oficina. Creo que ha habido un problema o algo así, porque llevan un poco más de una hora metidas allí.

—Gracias —palmeo su hombro antes de alejarme e ir hacia dónde está la oficina de Ginger.

La realidad es que no puedo entrar como si nada. Mucho menos si están discutiendo algún problema familiar. Me quedo parado cerca, esperando que algo suceda. Entonces, la puerta se abre y observo a Ginger salir. Ella tiene los ojos llorosos y evita hablar con todo el mundo que quiere hacerle una consulta. Se dirige hacia la sala de descansos mientras el silencio la sigue.

Apresuro mis pasos hacia la oficina y entro sin tocar. Gwen está parada cerca de los enormes ventanales y se gira a verme rápidamente.

—Vete —sentencia.

La preocupación me toca al ver que está llorando. Así que no obedezco su orden y sólo cierro la puerta detrás de mí.

—¿Qué pasó? —me acerco despacio hacia ella.

—¡Vete! ¡Quiero estar sola!

—No me iré, no te dejaré así —le aseguro. Estoy a tan solo unos centímetros. Su rostro se vuelve hacia la ventana y un pequeño sollozo abandona sus labios.

—No puedes hacer nada por mí —murmura entre lágrimas. Esas lágrimas instalan un nudo en mi pecho —Nadie puede hacer nada.

—Claro que puedo hacer algo, carita-linda.

La tomo del brazo con cuidado y tiro suavemente hasta que su cuerpo se pega al mío. La envuelvo en un apretado abrazo. Ella se resiste los primeros segundos, pero luego se aprieta a mí con su rostro hundido contra mi pecho. Y las lágrimas comienzan a fluir con sollozos. Me está matando escucharla llorar así. Me hace querer matar a alguien y devolverle la felicidad.

—Mi madre me odia...

—¿Qué? —inquiero algo confundido —Claro que no, ¿cómo podría hacerlo? ¿Acaso nunca has visto la forma en la que tu madre te mira? Ella te ama más que a nada en este mundo.

—La lastimé —murmura llorosa. Se remueve hasta que se aleja de mi abrazo. Se seca las lágrimas —Y ella no se merece que yo la lastime. No después de todo lo que ha hecho por mí.

—Es tu madre, Gwen, y las madres hacen todo por sus hijos sin esperar nada a cambio —intento hacerla sentir mejor. Intento entender que pasa.

—No lo entiendes —se toca la frente con preocupación —No vas a entenderlo porque no conoces la historia.

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora