Capítulo 42

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Sin darme la oportunidad de decir nada, cuelga. Sus palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza. Ese maldito poder que maneja sobre mí se hace insoportable en mi interior, trayendo el miedo a la superficie.

¿Cómo sabe en donde estoy metido?

La peor sospecha se hace real. Me ha mandado a seguir, porque sé que se cree demasiado importante como para hacerlo él mismo.

Guardo el celular en mi bolsillo, mirando a través de la cortina para ver si veo algo inusual o a alguien mirando hacia la casa. Pero no hay nada.

Maldición, esto es malo. No debí haber reaccionado contra él como lo hice el otro día.

¿Cómo pude olvidar lo que es Donald? Un completo desalmado hijo de puta.

Siento la presencia de Gwen acercándose, y no logro cambiar la tensión en mi rostro. Sus ojos buscan los míos.

—¿Qué sucede? —inquiere preocupada.

—Debemos irnos —le informo.

—¿Por qué? —su cuerpo se aproxima un poco más para hablarme por lo bajo —Creí que nos quedaríamos a cenar.

No quiero preocuparla, no quiero irme sin cenar con la abuela, no quiero hacer lo que él dice. Pero las consecuencias de no cumplir pueden ser terribles. Antes era sólo yo, no había nadie a mí alrededor, ocupando por completo mis pensamientos. Y Gwen lo hace. Ella lo es todo. Él sabe eso, lo debe oler. Como el maldito monstruo que es. Conoce mi nueva debilidad.

—Donald llamó —intento parecer despreocupado —Necesita verme. Tengo que cerrar un negocio que inicié para él.

—¿Un sábado? —frunce el ceño —Deberías decirle que no puedes. Creo que él podría esperar hasta el lunes.

—No —niego y trago para alejar el nudo en mi garganta —No puede esperar.

Gwen me contempla en silencio por interminables segundos. Deseo con desesperación que no pregunte más, que simplemente juntemos nuestras cosas y salgamos de aquí.

—Bueno, iré a decirle a tu abuela que nos vamos —se aleja hacia la cocina.

Está enojada, y deseo golpear mi puño contra el rostro de Donald por ello. Es increíble que todavía pueda arruinar mi vida.

Gwen regresa junto con la abuela y una caja de cupcakes en la mano. Observo su rostro que mantiene una sonrisa forzada para mi abuela. Quiero reconfortarla, decirle que soy un desastre pero que soy demasiado egoísta para alejarme de ella y no arrastrarla conmigo a la mierda que Donald tiene planeada para mí.

Pero quizás este sea el momento de poner las cartas sobre la mesa para él. Tengo todas las pruebas necesarias para hundirlo. Si me jode, lo jodo. Si me deja en paz mantendrá su maldita libertad.

—Es una pena que no puedan quedarse —dice mi abuela con pena —Pero Gwen me dijo que se le presentó un asunto familiar.

La miro al instante, pero ella no me devuelve la mirada. Discutirá conmigo en el auto, no deseo discutir.

—Volveremos pronto —dice Gwen con una sonrisa que no llega a iluminar sus bonitos ojos como hace un rato cuando estaba entre mis brazos.

—Tu tía y Jenn no pueden venir a despedirse. La pastelería está llena. Pero mandan saludos.

—Gracias por los cupcakes —Gwen agita la caja —Creo que aumentaré de peso con ustedes.

Tomamos nuestras cosas y la abuela nos acompaña hasta la puerta. Nos despedimos con abrazos y subimos al auto en completo silencio.

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora