Capítulo 15

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Llegamos a la puerta de su departamento y me doy cuenta que es la primera vez que voy a entrar. Hemos estado en completo silencio dentro del ascensor, y creo que ella está algo nerviosa por estar sola conmigo.

Suspira aliviada cuando abre la puerta e ingresa. Enciende la luz y observo el lugar con genuino asombro. El departamento es enorme y bonito. Está bien decorado y extremadamente ordenado.

—¿Quieres algo para tomar? —me pregunta mientras se dirige hacia la cocina.

—Sí, gracias —asiento y la sigo. Tomo asiento frente a la mesada de desayuno que está en medio de la cocina y ella me sirve un poco de jugo en un vaso —Bonito departamento.

—Muchas gracias —sonríe levemente y vuelve a abrir el refrigerador para guardar el jugo —¿Quieres comer algo? Aunque no tengo nada de esas cosas que seguro tú comes.

Me pongo de pie y me coloco a su lado para ver qué es lo que tiene. Ella tiene cosas como: tofu, soja, frutas, verduras de todo tipo y muchísimos alimentos orgánicos que harían vomitar a cualquier ser normal que come comida de verdad.

—Gwen, ¿qué se supone que es esto? —saco un pequeño paquete que está en otro idioma. Ella resopla y me lo saca de las manos.

—Eso son algas para hacer sushi—vuelve a colocar el paquete en su lugar —Puedo prepararte un sándwich de mantequilla de maní y jalea, si quieres.

—¿Dónde diablos está la carne? —le pregunto ignorando su ofrecimiento.

—Ya te lo dije, no como carne —me recuerda.

—¿Por qué? —pregunto desconcertado —¿Acaso estás loca?

—Cuando era niña mi escuela hizo una excursión a un campo. Yo me alejé del grupo y terminé entrando a un matadero —ella parece recordarlo y palidece —Fue... fue realmente horrible todo lo que vi. Las vacas mugiendo espantadas y el olor a sangre. Desde entonces la sola idea de comer la carne de otro animal... me da escalofríos.

—¿De verdad? —inquiero sorprendido —Lo lamento por ti, carita-linda.

—No es tan malo —asegura encogiéndose de hombros. Volvemos a la mesada y ella saca pan, un pote de mantequilla de maní y una de jalea —Como queso, leche y esas cosas que no son carne. Tolero eso.

Prepara dos sándwiches y comemos manteniendo una conversación tranquila y algo vacía. Hablamos del clima y del próximo juego que enfrentarán los Atlanta Braves. El timbre suena y ella parece ponerse un poco nerviosa, pero cuando contesta la calma vuelve a su rostro. Les abre la puerta a Allie, Danielle, Joey y Michael.

Los chicos han traído un par de cervezas y nos sentamos todos en el comedor a mirar la tele y charlar mientras esperamos las pizzas que hemos encargado. Me fijo en Danielle y Michael, en las pequeñas miradas que comparten y las sonrisas cómplices. Pero se mantienen alejados.

—Caden, ¿puedo hablar contigo? —me dice mi amigo entonces. Me doy cuenta que Gwen me mira algo preocupada y esperanzada.

—Sí, vayamos a la cocina.

Nos alejamos del grupo y vuelvo a tomar asiento frente a la mesada de desayuno de Gwen. Michael toma asiento frente a mí.

—Tengo que decirte algo muy importante, hermano —comienza a hablar —He estado esperando que fuera el momento indicado porque... es un poco extraño de explicar y sé que te parecerá un tanto absurdo.

—Suéltalo —intento fingir despreocupación, pero me molesta que crea que encontraré absurdo el hecho de que se ha enamorado. Soy yo el que no cree en el amor para mí mismo, si los demás lo encuentra bien por ellos. Bien por él.

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora