Capítulo 52

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Ingreso a su habitación sosteniendo una bandeja con comida. Su imagen destroza mi corazón.

Gwen, está acurrucada en medio de la cama, hecha un ovillo. Creo que, durante los últimos dos días, este es el primero que no la encuentro llorando. Todo se ha ido al diablo después de la noticia de la muerte de Verónica. Fue realmente inesperado.

La autopsia que se le realizó al cuerpo reveló que falleció por un paro cardio-respiratorio, consecuencia de una cantidad desmedida de pastillas para dormir. Por lo que los investigadores dijeron, Verónica sacó las pastillas de la casa de los padres de Gwen. Al parecer durante la fiesta fue al baño principal y tomó la caja de pastillas para dormir que Ginger usaba de vez en cuando.

La pregunta que no ha sido contestada es ¿Por qué?

¿Por qué lo hizo?

Ella estaba mejor. Estaba limpia de drogas y alcohol. Pero quizás con eso no alcanzaba. No alcanzaba con que estuviera alejada de ese mundo que la consumió, quizás sus demonios eran más complejos.

Me aproximo a la cama y con cuidado me siento con la bandeja en mi regazo.

—Carita-linda —le hablo, ella no se mueve —Te traje el almuerzo, amor.

—No tengo hambre —murmura.

—Por favor, hace dos días que no pruebas bocado —insisto preocupado como la mierda porque no he logrado hacerla comer.

—De verdad, no tengo hambre.

La observo en silencio, intentando saber qué hacer para ayudarla. Estoy desesperado, tampoco he dormido desde que sucedió, y ella se ha aislado por completo de mí, de sus padres, del mundo entero.

—Dejaré la bandeja aquí por si te agarra hambre más tarde —le digo y coloco la bandeja sobre la mesita de luz.

Me pongo de pie, dispuesto a salir de la habitación para darle su espacio, pero entonces ella murmura mi nombre.

—¿Me abrazas? —me pregunta.

En silencio, me quito las zapatillas y me acomodo junto a su cuerpo. Ella gira, dejándome ver su rostro pálido y ojeroso. Se acomoda contra mi pecho, beso su frente. Quince minutos después salgo de la habitación, dejándola dormida. Aunque he intentado dormir, no pude lograrlo.

Soltando un suspiro voy hacia la cocina, y contesto el teléfono cuando este comienza a sonar.

—¿Hola?

—Hola, Caden —la voz triste de Gin suena del otro lado —¿Cómo sigue Gwen?

—Ella no quiere comer, Gin —le cuento a su madre, que, junto a George, se han llevado la peor parte de todo el asunto. Gwen no quiere verlos —Va a enfermarse si sigue así.

—Quizás sólo necesita tiempo —dice, pero es lo que me he estado diciendo yo también. Y ya no sirve —Sé que dijo que no quería vernos, pero... iré a verla igual.

—Ven —acuerdo con ella —Te necesita. Los necesita.

Cuelgo justo cuando Gwen aparece allí. Tiene los ojos hinchados, ha perdido peso.

—¿Quién era? —pregunta mientras se cruza de brazos.

—Tu madre.

—Mi madre murió —sentencia.

Me preparo para enfrentarla, sé que será difícil, pero creo que ser suave ya no sirve con ella. Está cegada por el dolor.

—¿Qué sucede contigo? —inquiero armándome de valor —¿De verdad crees que Gin o tu padre le deseaban algo así a Verónica? Ellos te criaron, Gwen, te amaron toda tu vida, y no deseaban eso para ella, ni para ti. Estas refugiándote en la rabia, te estas autodestruyendo y en el camino me destruyes a mí... porque me mata verte así. Ya no sé qué hacer, dime que puedo hacer.

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora