Capítulo 14

7.8K 422 8
                                    

Si-te-he-visto-no-me-acuerdo.

Por alguna estúpida razón aquella frase que ella lanzó me hizo aceptar su proposición de amistad. Y ya ha pasado una semana desde ello. La semana más extraña y, debo agregar, tranquila de mi vida. Estar con una mujer con la que no voy a acostarme es bastante raro, pero a la vez agradable. Nosotros compartimos almuerzos, nos juntamos a estudiar, nos burlamos de Joey y su patético intento de seducir a Allie.

Gwen es extremadamente divertida e ingeniosa. Entablar una amistad con ella no es tan malo. Lo único malo es mi continua erección que no quiere entenderlo y me martiriza con sueños sucios en dónde ella es la protagonista. Quizás mi cuerpo reacciona de forma exagerada a ella porque llevo dos semanas sin echar un polvo. Y no es por la maldita apuesta que ella me ganó, claro que no. He intentado llevarme a alguna que otra ingenua a la cama, pero lo que funciona cuando estoy cerca de Gwen, no funciona cuando hay otra en su lugar. Pero me ocuparé del problema muy pronto.

Me apoyo sobre el barandal que permite relajarse y observar las tranquilas aguas del río ondeándose. Muevo el cigarrillo entre mis labios hasta colocarlo en una esquina para así dejar salir el humo. Es una bonita tarde de sábado, el calor no es tan denso en esta parte de la ciudad gracias al agua.

Verifico la hora en mi reloj y Gwen ya lleva quince minutos de retraso. Si me consideraba a mí mismo la persona más impuntual del mundo, Gwendolyn me ha destronado de mi trono. Ella realmente tiene un problema con llegar a tiempo.

Hemos quedado en encontrarnos aquí a las cinco después de terminar un par de sesiones en la agencia de Ginger. Trabajar los sábados también es algo nuevo para mí, pero es un grandioso trabajo. No me puedo quejar.

—Lo siento, lo siento...

Giro la cabeza para ver como ella se acerca corriendo, o intentando correr con esos tacones que casi siempre usa. Como si aquella fuera a ocultar su baja estatura. Me enderezo y la observo detenidamente sintiendo cierta emoción por verla. He descubierto que eso me pasa muy seguido.

—Eres asquerosamente impuntual —le aseguro mientras arrojo el cigarrillo al suelo y lo piso con énfasis.

Ella agitada, se quita el oscuro cabello de la cara y me muestra una mueca de disculpa. Se detiene a mi lado y se apoya contra el barandal para recuperar el aliento.

—No encontraba mi cámara —agita un estuche negro que cuelga de su cuello —¿Esperaste mucho?

—Me fumé dos cigarrillos.

—Entonces no ha sido tanto —sonríe perdiendo la expresión de culpabilidad.

Levanto la mano y le doy un pequeño toque en la punta de la nariz. Ella se ríe entonces y da un paso hacia atrás.

—¿Qué se supone que haremos aquí? —pregunto mirando a nuestro alrededor.

Me ha pedido que la acompañe, pero no ha dicho para qué o con qué fin. Normalmente hace eso de pedirme compañía y yo digo que sí sin preguntar a dónde o por qué.

—Vamos a la feria.

—¿La feria? —inquiero y miro a lo lejos. No me había percatado que la feria de la cuidad estaba allí —No he ido a la feria desde que tenía ocho años.

—Entonces tendremos ocho años de nuevo, subiremos a todos los juegos y comeremos algodón de azúcar.

—¿Con qué fin? —inquiero mientras soy arrastrado del brazo.

—Necesito nuevas fotos.

—¿Para qué? No creo que a tu madre le sirvan demasiado...

—No son para mi madre —resopla y me mira sobre su hombro —¿Dejarás de preguntarlo todo como un niño?

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora