Capítulo 46

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Diciembre llega. El frío se ha instalado y el espíritu de las fiestas se siente por toda Atlanta.

Las últimas dos semanas he estado trabajando medio tiempo para un despacho de abogados que tratan casos de separación de bienes, divorcios, demandas y herencias. Es un ámbito bastante distinto al que he manejado en el bufete de Donald, en donde sus clientes son grandes corporaciones y las cifras que se manejan superan más de un millón de dólares. Pero no me quejo, me gusta tener que esforzarme.

Dentro de poco tendremos el receso por las fiestas y luego de eso será nuestra graduación. Estoy bastante ansioso por ello, realmente quiero ponerme a estudiar abogacía y ejercer de manera correcta. Es increíble, pero desde que Donald no ha estado presionándome, le he tomado bastante cariño a la idea de ser abogado.

Gwen y yo llegamos a mi departamento luego de haber pasado por la agencia de Ginger. Mi querida suegra está un poco decepcionada de qué no volví a trabajar para ella.

—Estoy agotado —le comento a Gwen cuando ingresamos a mi habitación —Voy a darme una ducha... ¿te gustaría acompañarme?

Comienzo a quitarme el abrigo y el suéter,

—No, gracias —dice con una sonrisa divertida mientras deja su propio abrigo prolijamente colgado —La última vez que compartí una ducha contigo, me dejó secuelas.

Al instante mi mirada se dirige a la piel de su cuello, y sonrío al notar que todavía puede divisarse el pequeño chupón.

—Oh, vamos, carita-linda. Juro que me comportaré.

Ella niega con la cabeza.

—No lo harás, no jures —se quita los zapatos y luego se deja caer en la cama —Ve tú solito, yo descansaré un poco.

—Bien, eres una aguafiestas —intento parecer enojado pero ella sonríe.

—Bla bla bla.

Voy al baño y abro la ducha. Espero unos segundos a que el agua se ponga caliente mientras termino de desvestirme.

Cierro los ojos y disfruto del ambiente cálido a mí alrededor gracias al vapor. El agua caliente relaja mis músculos y no puedo evitar ponerme a cantar.

En medio del vapor y el canto, logro escuchar que la puerta del baño se abre.

—Caden.

Al instante me asomo y la miro contento.

—Hola, ¿cambiaste de idea? —inquiero entusiasmado.

—No, no cambié de idea —dice divertida.

—Entonces, ¿Qué quieres, mujer malvada?

—¿Puedo usar tu computadora?

Frunzo el ceño porque en realidad ella no tiene que pedirme permiso para usar absolutamente nada que hay aquí.

—Amor, puedes usar lo que quieras de esta casa —le aseguro y ella sonríe —Principalmente mi cuerpo.

—¡Deja de ofrecerte! —exclama.

—Me encanta ser un regalado para ti.

—Ya puedes continuar con tu baño —dice y da media vuelta, cerrando la puerta detrás de su hermosa presencia.

Me entretengo cantando y creo que si no me gustara la abogacía, me hubiese dedicado a la música. Tener una banda de rock o algo así, con millones de fans persiguiéndome por el mundo. Aunque claro que me gustaría que Gwen fuera mi fan número uno, y de paso una groupie. La única.

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora