Estoy teniendo un sueño, y sé que es un sueño porque mi madre aparece en él. Me sorprende la claridad con que la recuerdo, su sonrisa y su voz están frescas en mi memoria a pesar de que no la veo desde los siete años.
Se acerca a mí con su rostro joven y lleno de amor. Quiero preguntarle dónde está, por qué no ha vuelto... si en realidad está viva o muerta. Pero no le digo nada, solo la miro sintiendo una absurda emoción que me oprime el pecho. Ella se sienta a mi lado en la cama y toca mi mejilla. Sus ojos celestes están llenos de lágrimas. Me duele ver sus lágrimas contenidas. Despacio me muevo hasta que puedo descansar mi cabeza sobre su regazo. Sus manos acarician mi cabello y comienza a tararear una canción que solía cantarme para dormir. Siento paz, algo que no me pasa a menudo. No hay rencor en mí, no hay necesidad de calmar mi constante enojo con alcohol o con peleas. Me gustaría sentir algo así despierto, encontrar un momento de paz como este.
—Lo encontrarás —murmura contra mi cabeza y luego deposita un pequeño beso.
Mis ojos se abren de golpe y mi mirada encuentra el techo. Me paso la mano por el rostro reiteradas veces para despertarme un poco más y siento la barba que está comenzando a crecer. Vuelvo a cerrar los ojos porque me gustaría seguir durmiendo, pero el sol comienza a colarse a través de las grietas de las persianas.
Mi celular comienza a sonar. Lo busco a tientas sobre la mesita de noche que está a mi lado y miro la pantalla antes de atender.
—Espero que tengas una excelente razón para llamarme a estas horas —le digo a Joey.
—Sí, tienes que llegar a todas tus clases hoy —dice él —Así que saca tu culo de la cama y muévete. Tienes unos treinta minutos para prepararte y salir.
—Prácticamente estoy en la moto —no puedo concebir la idea de salir de la cama.
—Por lo menos péinate y lávate los dientes —no puedo evitar sonreír porque él parece un maldito padre.
—Realmente tengo que acostumbrarme a estas horas insanas de la mañana —me siento en el borde de la cama —Te veo en un rato. Lleva café.
—Cómo siempre.
Cuelgo y arrojo el teléfono a un costado. Me levanto y me arrastro hasta la ducha para meterme debajo del agua fría y terminar de despertarme. Me pongo unos Levi's gastados y una remera lisa. Hoy hará tanto calor como ayer. Tomo mis cosas y voy hacia el estacionamiento en dónde dejo la moto todos los días.
Me estaciono en el mismo lugar que ayer al mismo tiempo que Michael. Joey ya está allí, sentado contra el capot de su auto. Voy hacia él y acepto el café que me tiende.
—¿No te cansas de ser tan responsable? —le pregunta Michael cuando toma su propio café. Seguro que Joey también lo llamó para asegurarse que asistiría a clases.
—Sólo trato de asegurarme que mis futuros socios no sean unos completos inútiles —dice mirando distraídamente hacia otro lado. Quiere evitar nuestras miradas de gratitud.
—Algún día te lo retribuiremos —le prometo y luego pruebo mi café. Está amargo y bien caliente como más me gusta.
—Es un hecho. Porque tú eres único, Joey —afirma Michael mientras le da unas palmadas en la espalda, haciendo que derrame su café.
—Genial, Michael, esto está hirviendo —gruñe cambiando la taza de mano.
—Lo lamento —no parece sentirlo en realidad. Me río de ellos porque comienzan a discutir como si el tema fuera realmente serio.
Pongo mi atención en otra cosa y entonces veo el auto de Lancaster arribando. Mi cuerpo se tensa enseguida, y mis amigos parecen notarlo.
—Recuerda, Caden, no puedes meterte en problemas aquí —me advierte Joey.
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Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDO
Roman d'amourCaden está seguro que confiar en los demás es una pérdida de valioso tiempo, que las mujeres sólo sirven para polvos ocasionales, y que el amor es un invento de las grandes corporaciones para vender películas. Está por recibirse e iniciar el...