Capítulo 2

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Mantengo silencio mientras la rectora Sandra Collins me mira fijo, esperando a que excuse mi presencia en su despacho. Llevamos diez minutos sentados sin decir una palabra, esperando ver quién será el primero en hablar. Suelta un suspiro y saca un cigarrillo de una cajita de metal, se lo coloca en la boca y lo prende. Tira la cabeza levemente hacia atrás y deja escapar el humo con calma.

—¿Puedo? —inquiero sacando el cigarrillo que tengo detrás de mí oreja y ella asiente prestándome su encendedor.

Para ser una mujer que ya pasó sus cuarenta años, la rectora es realmente sexy. Puede tener ese gesto serio y severo a veces, pero debajo de esa fachada estricta se oculta una rebelde que parece comprenderme.

—¿Y bien? —dice al fin.

—No sé qué quieres que te diga —soy sincero.

Ella resopla, toma un cenicero viejo y gastado para colocarlo en medio del escritorio. Limpia las cenizas que empiezan a acumularse en la punta de su cigarro. Sé que estoy irritándola, y en realidad me gusta hacerlo. Pero tengo que tener cuidado.

—Caden, es tu primer día después de la suspensión, y ya estás en mi oficina. La profesora Thomson fue a la enfermería por un ataque de histeria y tú estás aquí tranquilo y despreocupado. Es increíble que tengas veintiún años, y sigas viniendo a la oficina de la autoridad porque no logras comportarte.

—Yo no hice nada malo —me defiendo al instante —Simplemente le comenté a la profesora que era injusto que nos reprochara el haber llegado tarde, cuando nuestra nueva compañera llegó más tarde aún.

—Eres tan cínico —hay una gran cantidad de resignación en su tono —Eso no fue lo que pasó, y ambos lo sabemos.

—Bien —resoplo y apago mi cigarrillo contra el fondo del cenicero —Besé a la chica nueva.

Admito mi culpa, aunque no me siento culpable por ello. Fue un beso tonto, a penas toqué sus labios. Sólo conseguí un poco de diversión.

—¿Por qué la besaste en medio de la clase?

—Porque ella necesitaba dejar de mirarme como si yo la fastidiara.

—Si quieres seducir a tus compañeras, lo haces fuera del horario de clases —me dice con fingida dulzura —Ahora, quiero que recuerdes que este establecimiento no es un motel de citas.

—No lo pensé, ¿sí? Fue un simple... beso —realmente no logro comprender por qué tanto escándalo. Seguro y a ella le encantó —No es como si me la hubiese follado delante de todos.

—Cuida tu vocabulario —me advierte —El hecho está en que no la conoces, ¿Qué sucede si tu compañera quiere levantar cargos por acoso contra ti? Tiene a toda la clase de testigo, y a la señora Thomson de su lado.

—Ella no hará tal cosa —me río ante la idea —Seguro que en este momento le está contando a todo el mundo lo maravilloso que fue ser besada por mí.

—No puedo contigo —me asegura mientras se masajea el puente de la nariz —Eres terriblemente presuntuoso.

—Vamos, Sandy —quiero relajar las cosas —Sabes que no fue para tanto. Ni siquiera debería estar aquí.

—Mira, sólo espero no recibir una llamada por parte de tu padre pidiéndome que te ponga algún tipo de sanción o diciéndome que no soy lo suficientemente severa, porque te aseguro que no volverás a llamarme Sandy de nuevo.

—Él no te llamará —prometo despreocupado —No está en el país.

—Eso espero. No quiero más problemas, Caden. Lo digo en serio. Sé que parece que soy permisiva contigo, pero no es así

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora