𝐒𝐇𝐄𝐁𝐀┃La aventura en la que Gon se emprendió le permitió conocer personas nuevas y maravillosas, entre ellas a Sheba. Aquella tierna chica rubia de personalidad efusiva y divertida
¿Quién pensaría en todos los secretos que guardaría consigo?
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▞▞▞▞▞▞▞▞▞▞▞▞▞▞ capítulo treinta y siete. 🕷▮⤷ᴍɪ ᴘʀᴏᴘɪᴏ ᴄᴀᴍɪɴᴏ ᴘᴛ2 ▞▞▞▞▞▞▞▞▞▞▞▞▞▞
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Sheba aumentó su velocidad con ansias, determinada a llegar al lugar donde según Hisoka, sus amigos se encontraban. Después de un arduo trayecto, finalmente divisó el edificio y redujo la velocidad a medida que se acercaba a la entrada. Un momento de pausa le permitió tomar un respiro profundo, inhalando y exhalando con calma para calmar sus nervios.
Los latidos de su corazón resonaban en sus oídos mientras se acercaba tímidamente a la puerta. Una lucha interna la asaltaba, preguntándose qué diría en primer lugar, cómo los saludaría, y qué podría hacer para romper el hielo después de haber compartido un tenso enfrentamiento de rehenes no hace mucho. Pero, sobre todo, se preguntaba cómo podrían recibir su disculpa.
Con un gesto tembloroso, Sheba extendió la mano hacia la puerta, pero titubeó antes de tocarla. ¿Por qué estaba dudando tanto?
Tomando una bocanada de aire, decidió finalmente hacer contacto con la puerta. Sin embargo, justo antes de hacerlo, su coraje vaciló y retrocedió. Tenía miedo.
—Si, mejor después regreso— Intentó alejarse y dar media vuelta, pero antes de lograrlo, la puerta se abrió repentinamente y Gon la recibió con sorpresa.
—S.. ¡Sheba!— exclamó Gon, sorprendido por su presencia.
—H-hola... —saludó Sheba tímidamente, sintiendo que ya no había vuelta atrás.
—¿Qué? —una voz desde el interior del lugar se acercó rápidamente a la entrada—. ¿Dijiste Sheba?
Leorio se unió a la sorpresa, observando a Sheba con asombro. Lo último que había sabido de ella es que estaba en la guarida de la araña.
Detrás de ellos, Killua se acercó con más calma, observando a Sheba con curiosidad y ligera sorpresa. Al encontrarse con su mirada, le envió un saludo silencioso que la hizo sentir aún más nerviosa.
Ahora no hay vuelta atrás, pensó la rubia.
Los sentimientos encontrados de Sheba se agitaron mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas para explicar su presencia.
Sheba sabía que muy probablemente encontraría a todos juntos, pero tenerlos frente a ella era una experiencia abrumadora. Sus emociones bailaban entre la felicidad de verlos y la ansiedad por enfrentarlos después de tanto tiempo. ¿Cómo podía calmarse en ese momento tan crucial? Ya no había tiempo para prepararse psicológicamente de antemano. La tensión en el aire era palpable mientras se esforzaba por mantener la compostura y enfrentar la situación con valentía.
—Y-yo... yo quiero... —titubeó torpemente, pero sus palabras se atascaron en su garganta.
