𝟰𝟭┃𝗽𝗿𝘂𝗲𝗯𝗮

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CAPITULO CUARENTA Y UNO

Días habían pasado, cada uno repleto de arduo entrenamiento

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Días habían pasado, cada uno repleto de arduo entrenamiento. Y ahora, finalmente, el día en que Sheba demostraría los frutos de sus esfuerzos había llegado.

Después de su acalorada confesión, decidió dejar de lado los asuntos del pasado y concentrarse en lo verdaderamente importante.

No pudo evitar reflexionar sobre cómo era hace seis meses. Si hubiera sido la Sheba del examen del cazador, seguramente estaría obsesionada con lo que sucedió con Kurapika, imaginando un futuro ideal a su lado. Pensó en eso avergonzada de sí misma, para su propia fortuna, ya no era la misma de antes, sus prioridades ya no eran las mismas. Los chicos, el romance, todo eso había pasado a ser lo menos importante en su vida. La confesión había sido solo una necesidad para liberarse de las emociones que únicamente la ataban.

Ahora, centrada en su objetivo más próximo, se sentía orgullosa de haber desarrollado su Hatsu. Sonrió al recordar a Shalnark, le habría encantado compartir este entrenamiento con su hermano. Pero ahora, ella avanzaría sola.

Echó un último vistazo en el espejo de su baño, ajustando su flequillo, y salió de su habitación encontrándose con Gon quien la saludó con una sonrisa.

—¡Sheba!— saludó Gon —Has vuelto a dejar tu cabello suelto.

—Si, pensé que sería un buen cambio— respondió ella con una sonrisa tímida.

—Te ves muy bonita.— halagó —Killua saldrá en un momento y podremos irnos pronto.

—¿Aún no está listo? ¿Y luego se queja de mi?— se burló Sheba —Que tonto, ¿quién nos está retrasando ahora? Aunque bueno, ¿qué se puede esperar de Killua?— se carcajeó.

Gon sonrió nerviosamente y señaló detrás de la rubia.

—Auch. — se quejó Sheba al sentir un golpe en su cabeza.

—¿De quién tratas de burlarte? Tonta.

—Me lo busque— admitió frotándose la cabeza. 

Killua observó la apariencia de Sheba: lucía prendas nuevas y su cabello estaba suelto como en la subasta, salvo por un trenzado que conectaba los laterales. Sin poder resistirse, su mano se deslizó y sujetó uno de los mechones sueltos de la rubia, tomándola por sorpresa por un instante.

—Lo soltaste otra vez— comentó Killua con su mirada fija en ella.

—¿Eh?.. si

—Se te ve bien— confesó finalmente.

—¿Q-qué?— preguntó Sheba sintiéndose levemente desencajada.

Killua recobró sus sentidos y sintió como el calor subía a sus mejillas. Había pensado en voz alta.

 𝐒𝐇𝐄𝐁𝐀┃𝗵𝘅𝗵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora