Capítulo 5

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Llegamos a casa cuando el sol comenzó a salir por el horizonte, nadie dijo nada, papá me envió a dormir inmediatamente, no hubo un buenas noches, ni siquiera el beso que me da siempre antes de ir a la cama, es más, ni siquiera fue al cuarto con ma...

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Llegamos a casa cuando el sol comenzó a salir por el horizonte, nadie dijo nada, papá me envió a dormir inmediatamente, no hubo un buenas noches, ni siquiera el beso que me da siempre antes de ir a la cama, es más, ni siquiera fue al cuarto con mamá, fue directo a su gimnasio y se encerró ahí.

Debe estar furioso conmigo...

Ya bañada y metida entre las sábanas, dispuesta a cerrar los ojos para conciliar el sueño, mi móvil pitó. Maldije por lo bajo, pensando que podía ser una de las chicas, pero el número no estaba registrado.

¿Qué pasó? ¿Estás castigada por el resto de tu vida?

Rodé los ojos.

Travis.

Cobarde, huiste en la primera oportunidad que tuviste.

Respondí.

¿Qué querías que hiciera? ¿Quedarme y esperar a que Diablo me matara a golpes por raptar a su princesita? ¿Le dijiste que soy un ángel caído?

¿Eso es lo que le preocupaba?

No soy partidaria de la violencia, y tampoco soy una soplona, no dije nada. Él ni siquiera sabe sobre el tatuaje, cree que siguen usando la vieja calavera con alas y aureola, así que mantente alejado sí quieres vivir.

Papá realmente era de temer, y por lo que vi, nadie lo llama por su nombre, todos le dicen... Diablo.

No le digas nada del tatuaje, quiero tener una carrera, si sabe lo que soy, estaré en problemas. Y ¿No crees que es algo irónico? Dices no ser partidaria de la violencia, pero antes... con esos sujetos...

Sí... debo admitir que fui bastante agresiva, papá me crío así, nadie puede tocarme si yo no lo deseo, nadie puede jugar conmigo si no se lo permito, y debo demostrar siempre quien manda, yo.

En mi defensa, ellos lo merecían, no tienen derecho a meterse conmigo, y no vuelvas a invitarme a ir al pacto de la calavera contigo.

¿Por qué? ¿Demasiado para una princesita?

Podía sentir la burla tras sus palabras.

Gracias a ti, estoy dentro, mañana me harán el tatuaje, soy un Diablo, y al parecer, por herencia.

Pasaron varios minutos sin respuesta de su parte.

Dejé el móvil sobre mi mesa de noche, dispuesta a dormir, cerrando los ojos.

entonces el maldito pitó.

Rodé los ojos y leí su último mensaje.

Lo siento.

Guardé su número, borré la conversación, puse el móvil en silencio y cubrí mi cuerpo por completo con las mantas para dormir.

El sueño tardó, pero por fin pude descansar cuando los primeros rayos de sol se filtraron entre mis cortinas.

Deja que ocurra #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora