Capítulo 15

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Hacía frío, mucho frío joder, mis dientes castañeaban, apenas eran las seis de la mañana, no podía dormir, cada vez que cerraba los ojos, las imágenes de mis padres muertos me atormentaba, tenía tanto miedo de que les sucediera algo

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Hacía frío, mucho frío joder, mis dientes castañeaban, apenas eran las seis de la mañana, no podía dormir, cada vez que cerraba los ojos, las imágenes de mis padres muertos me atormentaba, tenía tanto miedo de que les sucediera algo...

Sé que debería preocuparme de mí seguridad primero, casi morí la noche anterior, pero mis padres...

Mamá lo dio todo por mí, estuvo dispuesta a sacrificar el futuro que tanto añoraba para verme crecer, y afortunadamente todo le salió estupendo, jamás me hubiese perdonado arruinar su vida por nacer.

Jamás me cansaré de agradecerle todo lo que luchó por mí, por nosotras.

¿Y papá? Papá se equivocó al comienzo, pero cuando supo que yo era su hija... nunca olvidaré sus promesas, su compromiso, su manera de conectar conmigo, la primera vez que me dijo princesita, la primera vez que me dijo que estaba orgulloso de ser mi padre, la primera vez que... me llamó por mi nombre junto con su apellido...

Mis padres y mi hermano lo son todo para mí, también mis tíos, jamás me perdonaría que algo les sucediera.

Estoy dispuesta a dejar mis medicamentos que me mantienen calmada, centrada y sin esos molestos ataques de ira que cuanto me sujetan... no... no me sueltan, no me dejan pensar con claridad, mamá dice que papá padece lo mismo, pero logra controlarlo, a mí me sucede solamente cuando pierdo el control de mis emociones, como anoche, me costó concentrarme en la voz de mamá para dejar de golpear a esos sujetos, de no haberme llamado la atención... quizá esos hombres ahora estarían...

Ay mierda...

— Ey... aún tenemos tiempo de dormir.

Los brazos de Travis palparon sobre el colchón hasta dar con mi cuerpo, acercándome a él.

Acarició mi cabello con su mano, mientras la otra se preocupaba de cubrir bien mi espalda con los sacos de dormir.

Era lindo que alguien me arropara.

— Estás temblando ¿Estás bien?

Sonaba preocupado en medio de su tono de voz adormilado.

— Estoy bien, sólo tengo algo de frío...

— ¿Por qué no te acercaste? Podría haberte calentado.

Titubee.

No me gusta perder el control cerca de las personas.

— ¿Lu?

Preguntó al ver que no respondía.

— Yo... — acercándome más a su cuerpo, metiendo mis piernas entre las suyas— Me da vergüenza contarte.

— Por favor... ¿Qué puede ser tan vergonzoso? Tu padre destapó todos mis secretos más vergonzosos que ni siquiera yo quería recordar, y delante de ti, que... bueno, intentaba verme genial y mi imagen quedó por los suelos.

Deja que ocurra #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora