Capítulo 23

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Miré a Travis, las luces de las motocicletas que llegaban a la casa para la fiesta le iluminaban el rostro, estaba completamente magullado, tenía enormes ojeras y estaba más delgado de cuando lo vi por última vez

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Miré a Travis, las luces de las motocicletas que llegaban a la casa para la fiesta le iluminaban el rostro, estaba completamente magullado, tenía enormes ojeras y estaba más delgado de cuando lo vi por última vez.

— Cuéntame ¿Cómo estuvo la fiesta de chocolate? Son divertidas ¿Cierto?

Sonriendo mientras hablaba bajo, Megan estaba dormida.

Él sonrió.

— Fue divertido, debo admitirlo, pero Harry...

Se estaba sonrojando ¿Recordó algo bueno?

— Harry hace unas cosas con la lengua que uuff... yo no te culpo si dices que disfrutaste — reí— Jacob también tiene buenos trucos, por eso jamás le digo que no a una fiesta de chocolate.

— Harry dijo que... te invitaría cuando regresaras, que... probablemente te ayudaría.

Dijo.

— Si quiero — dije sin pensarlo— Digo... quiero si es que no te... molesta, claro, a mí no me molesta si juegas con ellos, pero me gustaría haberlo visto, es mi única queja.

Tomó mi mano y la besó.

— ¿O sea que quieres jugar? ¿Qué me dices si nos vamos de fiesta y luego nos damos un buen revolcón? Por el tiempo perdido, fiesta de chocolate.

Entusiasmada.

Eso me ayudaría a sentirme menos sucia. Necesitaba el contacto de personas a las que sí les interesara.

— ¿Hablas de... compartir?

Apoyando el antebrazo en la cama, parecía emocionado.

— ¿Qué? ¿Eso te excita?

Lamiendo mis labios.

— Pues si es lo que tú quieres, y si son ellos... por mí no hay problema, me agradan, y quiero jugar contigo. No te voy a mentir, se sintió bien, muy bien, pero no lo suficiente... tú no estabas pasando un rato agradable y si yo lo pasaba bien...

Me levanté de la cama con cuidado, tomando a la niña con delicadeza.

— Tonto — caminando hacia la cuna— Yo quiero que te diviertas, que lo pases bien antes de que te vayas por esa estúpida decisión tuya, bien podrías quedarte aquí, buscaremos una solución.

Arropando bien a la niña.

— No quiero quedarme — rodeando mi cintura con sus brazos, pegando su torso a mi espalda— si me quedo, mi padre no dejará de molestarlos, tú correrás peligro, la bebé correrá peligro — estirando su mano para acariciar la mejilla de Megan— No puedo hacerles eso, no quiero volver a ponerte en peligro — depositando un beso en mi cuello— por favor... no me pidas que me quede... si me lo pides... no podría negarme.

Deja que ocurra #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora