Capítulo 51

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En aquel viaje de dos semanas de Travis, llamó sin falta cuatro, cinco veces al día sin importarle la diferencia horaria o qué tan ocupado estuviera, siempre se hacía un espacio para hablar con Megan, conmigo, y también con él bebé, su pasatiempo ...

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En aquel viaje de dos semanas de Travis, llamó sin falta cuatro, cinco veces al día sin importarle la diferencia horaria o qué tan ocupado estuviera, siempre se hacía un espacio para hablar con Megan, conmigo, y también con él bebé, su pasatiempo favorito, adora hablarle a mi panza, y el bebé premiándolo por su esfuerzo, se movía rítmicamente en mi panza.

Un pez, Liam es un pececito que nada dentro de mi tripa haciendo babear a su padre, Travis está encantado con la idea de tener dos hijos.

El siguiente viaje fue una semana después de su regreso, tres semanas esta vez, el pobre ya lloraba en el aeropuerto cuando Megan y yo lo despedimos, quiere quedarse aquí, gruñendo sonoramente, arrastrando su maleta con notoria molestia, alejándose.

Últimamente no hemos podido pasar mucho tiempo juntos, pero lo comprendo y lo apoyo, él tiene que centrarse en su carrera, le está yendo mejor que nunca.

Al séptimo mes de embarazo, aburrida de estar en casa todo el tiempo, volví a pisar el estudio de ballet, mi cuerpo recordaba como era estar de pie sobre las puntas, cómo arquear las piernas, la fuerza y flexibilidad necesaria para alzar una pierna a la altura de mi cabeza sin perder la gracia y la belleza de esta disciplina...

Es por esta razón que mientras Travis iba y venía por temas de trabajo, comencé a trabajar como instructora de niños de cuatro a ocho años, Megan iba conmigo y se divertía un montón con sus compañeritas, y gracias a que de pequeña me vio bailar en casa, tenía noción de cómo y qué hacer, y cómo yo sé lo difícil y dura que es la puta competencia aquí, de cómo los entrenadores se ensañan con los niños, adolescentes y adultos, llamándolos de la forma más humillante posible para sentirse superiores, yo usé la educación a la inversa, con amor y paciencia, corrigiendo con delicadeza, mostrándoles a las niñas y los niños cómo hacer el movimiento que tan difícil se les hacía.

Al mismo tiempo, modifiqué sus dietas, no es sano que un niño coma al almuerzo dos lonjas de pollo cocido y ensalada, ellos están en pleno crecimiento joder ¿Quién hizo este plan de alimentación? Modifiqué todo para que tuvieran una dieta balanceada, rica en proteínas y nutrientes, con la posibilidad de salirse en ciertas cosas, los niños son niños, tienen que comer golosinas y comida chatarra de vez en cuando o se criarán con un serio TOC alimenticio, como yo, que me costó horrores comer sin sentir culpa o vomitarlo.

Estas son cosas que cambiaría de la toxicidad del ballet en el que mi madre y yo crecimos.

Al octavo mes, Megan, Travis y yo nos disfrazamos para Halloween y fuimos a pedir dulces como familia, reuniéndonos con el resto de los diablos para una fiesta en la que los niños durmieron plácidamente toda la noche, siendo vigilados por el monitor. Papá no dejaba de ver a Sue cada cinco minutos para ver si algo estaba mal, mamá estaba muy relajada, el aparatito vibraba si la bebé despertaba, por lo que estaba nada más que atenta a las pequeñas vibraciones, ella más tranquila que él, por supuesto, papá parecía primerizo, todo con Sue era nuevo para él, parece más feliz, me alegra saber que por fin está dejando ir la carga del pasado.

Deja que ocurra #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora