Capítulo 43

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Mañana es navidad, otra navidad sin Travis, pero en esta ocasión todo era para un bien mayor, Travis está cada vez mejor, sin sus ataques de ira, sin temblores, sin ojeras, se le ve más feliz, más activo, y según los reportes semanales que recibo,...

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Mañana es navidad, otra navidad sin Travis, pero en esta ocasión todo era para un bien mayor, Travis está cada vez mejor, sin sus ataques de ira, sin temblores, sin ojeras, se le ve más feliz, más activo, y según los reportes semanales que recibo, probablemente pueda salir en los tres meses, eso es... es estupendo.

Hoy jueves, día de visita, traje a Megan conmigo. Firmamos en recepción, nos pusieron los distintivos en el abrigo, la nieve hoy estaba algo pesada, hacía un frío horrible en el exterior, pero aquí estábamos, visitando a nuestro hombre.

— ¡Si vinieron!

Dijo en cuanto nos vio, dándonos un apretado abrazo a amabas.

— ¡Claro que sí! Mañana es navidad ¿Cómo no vamos a venir a visitarte?

Tomando asiento en el sofá, senté a Megan entre nosotros y le quité el gorro.

— Mami, lelalo.

Dijo ella, jalando de la manga de mi abrigo.

— Ah, es cierto, Megan te hizo un regalo.

Semana a semana, la traigo aquí para que forme lazos con Travis, y él, que tiene un don natural con los niños, rápidamente se hizo parte de su vida, Megan pregunta por él toda la semana.

— ¿Me hiciste un regalo, pequeña? — cargándola hasta sentarla sobre sus piernas— ¿Me lo quieres enseñar?

Asintió.

Tomé la caja que metí en mi bolso de super mamá y se lo entregué a Megan, explicándole en su lenguaje especial lo que le había hecho en el jardín de niños, una tarjeta que claramente la profesora avanzó para todos, pero cada quien le puso lo suyo.

Megan abrió la tarjeta, mostrándole una serie de líneas en todas direcciones y de diferentes colores, explicándole con sus palabras que hizo a su familia.

— Mi mami — le dijo, señalando— abelo — mostrando otras lineas— abela — señalando otras más— tío Oden, tío macus, tío hady, tío jay — mostrándole con emoción— y tú... — arrugó la nariz— Tavis — lo miró— ¿Un papi?

Casi se me salieron los ojos cuando mi pequeña llegó a esa conclusión.

No voy a mentir, Megan es pequeña, pero no tonta, y yo tampoco, siempre se le queda viendo a las familias que van a buscar a sus compañeros al jardín de niños, viendo con ilusión como estos corren hacia sus papás, arrugando el entrecejo cada vez que gritan "¡Papá!" y son cargados por ellos, subiéndolos a sus hombros, Megan quiere un papi como todos los niños, como yo lo quise cuando era niña.

— Megan, no...

¿Cómo le explico? ¿Qué querrá Travis?

— Sí, yo soy un papi — Le dijo mi hombre, sonriendo amplio— Un papi que vivirá en la misma casa que tú y mami, un papi que volverá todos los días cuando se sienta mejor, estoy un poco enfermo — fingió toser— pero cuando me sienta mejor, te iré a buscar todos los días al jardín, jugaremos en el parque, iremos por helado, adoptaremos un perrito para que sea tu mejor amigo en casa, te leeré tus cuentos preferidos y veremos películas de Disney cada vez que quieras, todo lo que quieras Megan, lo haremos todo.

Deja que ocurra #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora