Capítulo 3

16K 1.1K 350
                                    

Le resté importancia a la huida del pelinegro, porque para mí, él literalmente corrió lejos, rechazando mi propuesta sexual

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Le resté importancia a la huida del pelinegro, porque para mí, él literalmente corrió lejos, rechazando mi propuesta sexual. Eso hirió mi orgullo, no volveré a preguntarle ni insinuarme en la vida.

Eso decía una parte de mi cerebro, la otra decía, no seas exagerada Lucía, quizá él sí tenía una pelea y sólo vino por su amigo, dramática.

No estoy segura de a quien debo creerle, pero lo que sí tengo claro es que no volveré a insinuarme a él, si quiere comer de lo que tengo entre las piernas, que él llegue y me lo pida y punto.

— Oye, deja de ignorarme ¿En qué piensas?

Cuando dejé de vagar por mis pensamientos y enfoqué la vista, Britt movía su mano frente a mi rostro, mientras, Julieta chasqueaba sus dedos frente a mí.

Olivia sólo observaba con asco como Mia intercambiaba saliva con su novia y se toqueteaban en medio de la nada.

— ¿Qué decías?

— ¿La señorita Landon quedó pensativa porque fue rechazada? ¿A los Landon no les pasa?

Carcajee, bebiendo de mi vaso.

— ¿Aun obsesionada con mi papá? Te acusaré a mi mamá si le miras el paquete, que te he visto, sucia.

En tono de broma.

Pero es cierto que la he visto mirando a mi papá, él tiene buen cuerpo y un montón de tatuajes que no sé cómo o cuando se hizo ¿Esa calavera en la espalda? Es un tatuaje muy grande, es mi favorito, pero me llama más la atención el que mamá lleva dos veces en el cuerpo, el mismo que papá en su brazo, una calavera con cuernos y una lengua larga saliendo de su boca, nunca quisieron contarme sus razones, sólo se encogían de hombros, lo miraban y seguían en lo suyo.

— No miro a tu papá con otros ojos, tonta — rodando los ojos con diversión— si lo hiciera, mamá Jessa ya tendría la tumba cavada para mí, y quiero vivir, gracias.

— Sí, mamá da mucho miedo cuando quiere, yo no sé de dónde saca tanta fuerza con esos bracitos.

— Tu papá debe hacer que se ejercite mucho.

Mordiendo su labio inferior.

— ¡Oye! Mi papá es mío, no pienses cosas sucias, malos pensamientos fuera, sucia, sucia.

Golpeando su cabeza sin ánimos de lastimarla.

Nos observamos por breves segundos y estallamos en risas, sin duda, no seriamos nosotras sin que mi papá saliera en la conversación, debo admitir que mi papá es el favorito de muchas chicas en la calle del frente, dónde está el estudio de danza en el que mamá es directora.

Madame Millet, le dicen.

El resto de la noche, nos divertimos bailando entre nosotras, con desconocidos y desconocidas, disfrutando de la música y la fiesta que para nosotras no eran muy frecuentes, después de todo, pasamos todo el día bailando ¿Por qué querríamos bailar más? Pero aquí estábamos, con los pies destruidos, bailando otra vez, destruyéndonos.

Deja que ocurra #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora