Especial "Fiesta de chocolate"

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HARRY.

Lucía lleva exactamente tres semanas desaparecida, en ese tiempo, hemos dado vuelta la ciudad en busca de ella, revisando cada rincón, cada galpón, cada casa de ángeles caídos, inclusive los sótanos, repartiendo puños como saludo, realmente no éramos invitados ahí, pero eso nos importaba una mierda, todo lo que queríamos es que ella estuviese bien, encontrarla completa, a salvo, con su chispeante personalidad y su fuerza interior que me sorprendía cada día.

Los Diablos no son lo mismo sin ella aquí, ya no hay fiestas, el pacto de la calavera es cada vez más agresivo, el señor Diablo pierde la cabeza cada vez que ve un idiota con tatuaje de ángel en el brazo, en su ultima pelea de exhibición como profesional, ni siquiera le dio la oportunidad a su contrincante de que le diera un par de golpes por lastima, sólo lo golpeó una vez y con eso bastó para derribarlo y que no se volviera a levantar, el silencio en esa pelea fue... joder, me dio escalofríos y eso que la vi por televisión, el señor Diablo sigue coronado como el mejor, el cinturón de campeón debe estar echando polvo en su casa, nadie logra destronarlo.

Luego estaba Travis, el pobre no come ni duerme, pelea para ser golpeado, siente que lo merece, y si no lo cuidamos mientras Lucia no está, nos cortará las pelotas, es su novio joder, yo querría que cuidaran de mi Jay Jay si yo no estoy por aquí, algo hay que hacer.

— Jacob ¿No crees que Travis está muy triste estos días?

Ambos estábamos en mi cuarto, recostados en la cama, viendo el techo, no se sentía bien disfrutar mientras nuestra amiga lo pasa mal, la señora Jessa nos contó lo del video... mierda ¿Dónde carajos la tendrán? Necesitamos encontrarla o... se... quebrará, yo no quiero que mi amiga sufra, quiero protegerla, quiero que se sienta amada, respetada, valorada...

— Siento que deberíamos obligarlo a pasar tiempo de calidad con nosotros, no creo que esté bien que lo dejemos sólo en su cuarto todo el día, él sale únicamente para pelear por las noches y regresa en la madrugada cuando comienza a salir el sol... y ebrio, un día de estos se va a matar.

En eso tenía razón.

— Entre diablos nos cuidamos la espalda — incorporándome— Yo lo obligaré a tomar un baño, tú calienta el chocolate, las fiestas de chocolate siempre le suben el animo a las personas.

Jacob sonrió con malicia.

— ¿Blanco o negro, mi amor? ¿Qué quieres comer hoy?

Adoro que mi Jay Jay no sea posesivo, lo pasamos muy bien cuando tenemos invitados, pero eso sí, somos ambos o ninguno, aquí el disfrute es en partes iguales.

— Sorpréndeme.

Respondí.

Besó mis labios y de un brinco saltó de la cama, directo al pequeño refrigerador que compramos para nuestras fiestas personales, el señor Sam seguía trayendo cantidades exorbitantes de chocolate, un día de aquellos le preguntamos que de dónde sacaba tanto, el chocolate es costoso, y pues resulta que luego de graduarse de la universidad como economista, armó su propia compañía de chocolate con ventas internacionales, le va de puta madre, nada en dinero el hombre, pero no olvida sus orígenes y sigue siendo fiel miembro de Los Diablos.

Admirable ese hombre.

Salí del cuarto dando brincos de la emoción, entrando sin tocar al cuarto de Travis justo al frente del mío, este estaba recostado en la cama en posición fetal, una de las camisetas de Lucia suele usar para dormir estaba entre sus manos, tenía los ojos rojos, parecía haber llorado.

Pobre...

— ¡Oye! Vengo a hacerte una invitación y no aceptaré un no por respuesta.

— No.

Deja que ocurra #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora